Habitando en Su Palabra: Salmo 119Muestra

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Lectura: Salmo 119: 65-72

Subraya en tu Biblia todas las veces que se hace referencia a la Palabra de Dios.

En el primer versículo de esta estrofa, el salmista exalta la bondad de Dios y le agradece porque le ha dado una vida diferente.

«Bien has obrado con Tu siervo, oh Señor, conforme a Tu palabra» (v. 65).

¿Lo notas? El salmista expresa que el bien que Dios ha obrado en su vida, es, según Su Palabra. Es una verdad que nunca debemos olvidar. No hay nada en ti o en mí que el Señor haya visto y por lo que nos haya salvado. De ser así, la salvación sería por obras y la Biblia nos revela que la salvación es por gracia.

Busca en tu Biblia Efesios 2:8-9

«Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe».

Por Su Palabra y Su voluntad es que Dios nos escogió para salvación. Esta verdad debe llenarnos de humildad y gratitud. Y dado que no hay nada que nosotros podamos hacer para ganar la salvación, dependemos de Cristo Jesús para hacer lo que Él ya de antemano predestinó para nosotros.

Busca en tu Biblia Efesios 2:10 y llena los campos vacíos:

«Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas».

Su Palabra nos transforma

«Antes que fuera afligido, yo me descarrié, pero ahora guardo Tu palabra» (v. 67).

Es posible que tú, al igual que yo, tengas cierto tiempo de conocer al Señor y Su Evangelio. Pero lo cierto es que, a veces, somos tan autosuficientes que creemos que podemos vivir la vida según nuestros preceptos. ¡Cuán equivocada es esa creencia! Pensamos que podemos ser buenos hijos, esposos, padres o trabajadores haciendo las cosas a nuestra manera sin considerar la Palabra de Dios.

Esto no siempre lo hacemos de forma consciente, pero el resultado es el mismo. Hasta que llega el día cuando Dios nos aflige para que volvamos nuestra mirada a Él y rindamos el control que sólo le pertenece a Él.

Cuando estamos afligidos y en verdad buscamos la dirección del Señor, es cuando entendemos que las cosas son según Su Palabra y nunca por la nuestra. Gracias a esos momentos de dolor y lágrimas es que somos perfeccionados y volvemos a Dios de todo corazón.

¿Estás guardando la Palabra de Dios en cada área de tu vida?

¿Dejas que Dios tome el control de tus circunstancias o es algo con lo que luchas?

Medita en el siguiente versículo:

«Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda Tus estatutos» (v.71).

¿Por qué crees que necesitamos ser afligidos para aprender Sus estatutos?