Habitando en Su Palabra: Salmo 119Muestra

Guimel «ג»

Lectura: Salmo 119:17-24

Subraya en tu Biblia todas las veces que se hace referencia a la Palabra de Dios.

En esta estrofa el salmista deja ver que está en una época de angustia.

«Quebrantada está mi alma anhelando Tus ordenanzas en todo tiempo» (v. 20).

El salmista sigue anhelando al Señor y Su Palabra. Las circunstancias que vive no han quitado de su corazón el deseo de buscar consejo en la Ley de Dios. Lo cierto es que ese deseo es una decisión. ¿Por qué? Porque cuando nos sentimos tristes y angustiados, lo primero que pensamos es en apartarnos de todo. Sin embargo, cuando decidimos perseverar, no importa el ánimo que tengamos, abrimos nuestra Biblia y buscamos la voluntad de Dios en ella por obediencia.

No permitas que tu circunstancia opaque tu decisión de perseverar en Dios.

«Aunque los príncipes se sienten y hablen contra mí, Tu siervo medita en Tus estatutos. También Tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros» (v. 23-24).

Reflexionemos, ¿cuál es nuestra actitud ante la Palabra de Dios en una época de sufrimiento? ¿Nos deleitamos en ella o la dejamos de lado?

Hay algo más a destacar en estos versículos. El salmista reconoce que Dios tiene el control cuando expresa:

«Favorece a Tu siervo» (v. 17 a).

«Abre mis ojos, para que vea» (v. 18 a).

«No escondas de mí Tus mandamientos» (v. 19 b).

«Quita de mí el oprobio y el desprecio» (v. 22 a).

En medio de lo que el salmista vivió, siguió declarando que Dios era Soberano, y esa declaración le dio firmeza en medio de la circunstancia. El hecho de que él conocía el carácter de Dios le daba convicción y valor en medio de la tormenta.

¿Lo ves? Cuando conocemos los atributos de Dios, descansamos en Él con una completa confianza. Porque Su Palabra y Su carácter se vuelven nuestro consuelo. En medio de la injusticia, recordar que Dios es Justo y que no dejará por inocente al culpable, nos hace respirar con alivio, porque Él obra con justicia. En medio de la indiferencia, recordar que Dios es amor, nos hace sentirnos amados, porque Su mayor muestra de amor es Jesús. Nada nos separará de ese perfecto amor.

Pero a veces comprender, en medio del dolor, que Dios está en control es difícil. Por eso mismo, necesitamos permanecer en Sus mandamientos para no olvidar esta verdad y al igual que el salmista, dejar que la Palabra de Dios nos consuele y guíe.

«También Tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros» (v. 24).

La RAE define «aconsejar» como «decir a alguien que algo es bueno o beneficioso para él». En el versículo anterior, el salmista expresa que la Palabra de Dios es la que le dice lo que es bueno para él. En nuestras Biblias tenemos la fuente de todo buen consejo. Dejémonos instruir por el Señor. No busquemos en otro lugar. Solo Dios puede darnos Palabras de vida eterna (Jn 6:68).

¿Te cuesta ver y descansar en el carácter de Dios en el día de la prueba?

Reflexiona, ¿es la Palabra de Dios la que te aconseja?

A partir de este día, ¿qué compromisos harás para no olvidar las promesas de Dios y permitir que Su Palabra te aconseje?