Espíritu SantoMuestra

Templanza.

Hoy en día, cuesta encontrar personas fieles a sus creencias; personas que se aferren a lo bueno y desechen lo malo están en vías de extinción debido a que abunda el pecado y la maldad, los cuales son aceptados por la sociedad y aplaudidos por muchos. La Palabra nos recuerda en Gálatas 5:22 que debemos tener consistencia en nuestras acciones; la templanza, como don del Fruto del Espíritu Santo, se logra a través de las pruebas porque cada una de ellas nos fortalece. Así como el acero se fortalece en el fuego, cada prueba nos acerca más a esa consistencia necesaria para vivir y enfrentar las adversidades de la vida.

En las Escrituras se nos dice en Efesios 4:12-16: "a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor".

Jesús es el máximo exponente del fruto de la templanza; mantuvo siempre su carácter y enfrentó cada adversidad cimentado en la Palabra de Dios, sabiendo que las promesas y las profecías que en ella están se cumplen en el momento oportuno. Fue tentado por parte de Satanás con muchas cosas; sin embargo, rechazó cada una de ellas aferrado a la Palabra de Dios. Depende de nosotros tener el carácter necesario para enfrentar la adversidad estando fortalecidos conociendo la Palabra de Dios; esto no es un fruto mágico, requiere que nos dispongamos a estudiar y escudriñar las Escrituras. Recordemos lo que nos dice 2 Timoteo 3:16-17: "Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra".

Oremos:

Padre Bueno, te damos las gracias porque nos das a través de tu Palabra las herramientas necesarias para soportar los embates del enemigo. Gracias porque has derramado en nosotros tu Santo Espíritu, quien nos guía a toda fuente de verdad y justicia. En el nombre de Jesús, te pedimos revelación de tu Palabra cada día, que ella sea escrita en nuestro corazón para dar el fruto de la templanza manteniendo nuestra integridad frente a cualquier situación; que, si el enemigo nos tienta, podamos resistir aferrados a tu Palabra; que, si viene con sus artimañas y engaños, podamos discernir entre lo santo y lo profano para no perder nuestro rumbo. Amén.