Espíritu SantoMuestra
Mansedumbre.
Nos cuesta aceptar nuestros propios errores; es más sencillo señalar los errores ajenos y culpar a otros por nuestras decisiones y equivocaciones. La mayoría de nosotros somos personas que en nuestro interior albergamos altivez en el corazón, creyendo que somos superiores a los demás y que podemos enfrentar todo sin necesitar ayuda.
La Palabra nos recuerda en Gálatas 5:22-23 que uno de los dones del Fruto que debemos manifestar es la mansedumbre. En las Escrituras se nos dice que la mansedumbre es el inicio de la sabiduría. Leamos lo que nos dice Santiago 3:13-17: "¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre, por su buena conducta, sus obras con sabia mansedumbre. Pero si en vuestro corazón tenéis celos amargos y contención, no os jactéis ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal y demoníaca. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía."
Una persona mansa de corazón aprende a escuchar antes de hablar, a meditar en lo que se le dice, es capaz de controlar su lengua y busca el momento adecuado para expresar su opinión con palabras llenas de la sabiduría que proviene de lo alto. Este fruto se cultiva con mucho esfuerzo, dedicación y esmero por mejorar las relaciones interpersonales, y requiere doblegar la arrogancia que llevamos en el corazón. Tiene una enorme recompensa, ya que está escrito que "los mansos heredarán la tierra y disfrutarán de abundante paz" (Mateo 5:5). Depende de nosotros si decidimos dominar nuestro ser y comenzar a dar el fruto de la mansedumbre, o si preferimos seguir en disputas, conflictos y divisiones sin sentido.
Oremos:
Padre Bueno, te damos las gracias porque nos amas con amor eterno y nos guías con el mejor consejo de vida a través de tu Palabra. En el nombre de Jesús, te pedimos que nos ayudes a ser mansos y humildes de corazón, como Jesús, quien ante los señalamientos y las mentiras guardó silencio, sabiendo que todo lo que sucede es parte de tu plan y propósito para tus hijos e hijas. Ayúdanos a controlar nuestra lengua, que cada palabra que salga de ella sea para edificar y bendecir a quienes nos rodean. Ayúdanos a amar a quienes nos desprecian para tener un corazón sano y poder dar los buenos frutos que esperas y demandas de nosotros, tus hijos. Amén.
Acerca de este Plan
La tercera persona de la Trinidad que nos acompaña siempre; nos guía, corrige, da fuerza y se contrista cuando hacemos lo indebido, es sumamente importante para nuestro futuro en gloria. Él hace que andemos conforme a la voluntad de Dios y nos ayuda en nuestras debilidades. Acompáñame a escudriñar el maravilloso poder que hemos recibido.
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Nos gustaría agradecer a Ministerio tu Pan diario por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/johanmoramunoz/