Corazón saludable: Reflexiona

El ejercicio de la reflexión. Vivimos en un mundo muy ocupado y ruidoso. Algunas veces, aunque estemos descansados, somos bombardeados con ruido, actividades y trabajo. Debemos intencionalmente apartarnos a un lugar tranquilo para hacer una pausa y reflexionar. Curiosamente, algunas personas tienen miedo de estar a solas con sus pensamientos. Tienen miedo de estar callados y escuchar sus propios pensamientos. Por eso, buscan llenar sus vidas con diferentes cosas, como suscribirse a una amplia variedad de programas de televisión y plataformas de transmisión. Sólo apaga el televisor o el dispositivo, descansa tu mente y reflexiona.

El ejercicio de la reflexión es amplia y es una de las cosas que Jesús enseña siempre a través de sus acciones. Por ejemplo, en Marcos 1:35 “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto y allí oraba.” (RVR 1960). Jesús se levantó a la hora más tranquila del día, por así decirlo, y salió de la casa. Esto es algo que me gusta hacer a menudo; a medianoche o muy temprano en la mañana, salgo de mi casa para pasar tiempo en oración y reflexión. Necesitas reflexionar.

La oración es un aspecto de la reflexión. ¿Sabes qué? Si puedes encontrar tiempo para reflexionar, descubrirás que estás comenzando a tener conversaciones contigo mismo. Y está bien hablar contigo mismo. Si eres una persona de fe, si tienes una relación con Dios, puedes invitar a Dios a la conversación. Practica la quietud. ¿Cómo? Quédate a solas, siéntate y quédate quieto: espíritu, mente, alma y cuerpo. Para algunas personas, llevar un diario les ayuda a reflexionar.

Como habrás observado, los ejercicios para el corazón espiritual no nos hacen sudar. De hecho, ni siquiera parecen ejercicios. Pero son muy importantes para un corazón espiritualmente saludable.

Reflexiones
1. ¿Qué necesitas hablar con Dios basado en la lectura de hoy?

2. Escribe una tarea a realizar basada en la lectura de hoy.