Conforme al Corazón de DiosMuestra

Cómo sanar el corazón

Todos necesitamos la sanidad de nuestro corazón. Para ello debemos seguir estos pasos:

1. DEJAR DE CREER EN NUESTRO CORAZÓN El corazón es engañoso y nos miente.

Dice que todo está bien y que nada ha pasado:

(Jeremías 17:9-10 NVI)

(Isaías 44:20 RV60)

2. TENER CONVICCIÓN DE LA NECESIDAD DE SANIDAD

El sano no necesita un doctor. Los enfermos son los que buscan sanidad.

3. DEJAR QUE DIOS ESCANEE EL CORAZÓN

Sólo Él lo ve todo y conoce las intenciones más profundas del corazón

4. PONERME DE ACUERDO CON DIOS EN QUÉ NECESITO SER SANADO

Ponerme de acuerdo es aceptar mis pecados y culpas, mis heridas y la necesidad de que Él me sane.

5. DEJAR QUE SU PALABRA SANE MI CORAZÓN

Fue en la búsqueda de Dios, en tiempos de oración en la intimidad de mi recámara, en la lectura de la Palabra, en la memorización, en la meditación, en el pedido de una palabra RHEMA (revelación), que recibí su sanidad.

Un corazón enfermo nos llevará a la ruina. ¡Deja que Dios sane tu corazón!

TALLER DE VIDA

1. Ora pidiéndole a Dios revelación sobre el estado de tu corazón: Que Él lo escanee.

2. Si el Señor te muestra que está enfermo, revisa los pasos para sanar el corazón. Ponte de acuerdo con el Señor en qué necesita ser sanado y anótalo.

3. Usa estas preguntas para meditar y responder: ¿Hay traumas que siguen vigentes en mi vida? ¿Hay heridas que todavía duelen? ¿Hay ofensas sin resolver? ¿Hay pecados sin confesar? ¿Hay personas a quienes aún no perdoné? ¿Hay personas a las que yo debo pedir perdón?

4. Haz una lista de las personas que te fallaron, hirieron u ofendieron. En oración perdónalas una por una.

ORACIÓN

Para que el Señor realice una sanidad integral en los cristianos, es decir en su espíritu, alma (pensamientos, emociones y voluntad) y cuerpo.

UN CORAZÓN SALUDABLE

Aquí la palabra sabiduría no se refiere a lo que proviene del intelecto del hombre (lo que una persona sabe), sino a lo que surge del corazón espiritual (lo que la persona es y le es dado por el cielo).

Con el nuevo nacimiento recibimos ese “chip”, una nueva identidad que contiene ese ADN que debe ser liberado y desarrollado por cada creyente. Si esto no ocurre, quizás tenemos:

a. UN CORAZÓN NO SANADO (Con heridas del pasado sin sanar). Aquí necesitamos creer, aceptar, confesar, perdonar y renunciar. Todos los traumas deben ser enfrentados ahora con Jesús, a su manera y bajo sus métodos.

b. UN CORAZÓN NO HABILITADO (Con pecados sin confesar). Aquí debemos pedirle al Espíritu Santo que nos convenza de nuestros pecados y, luego, hacernos cargo, arrepintiéndonos y abandonándolos.

c. UN CORAZÓN BLOQUEADO (Con cadenas que esclavizan y no nos dejan avanzar). Aquí debemos tomar posición en la libertad que Jesús ya ganó, y confesar y renunciar –con determinación y firmeza– a ese hábito pecaminoso. Hay que sacarlo del lugar de gobierno en nuestro corazón y poner, de verdad, a Jesús en el trono de nuestra vida.

TALLER DE VIDA

1. Analiza las características que tiene cada corazón. Pídele a Dios que examine tus pensamientos y motivaciones profundas a la luz de ellas.

2. Piensa en tus relaciones más cercanas. ¿Cuáles de estas características dirían ellos que tienes? Entonces, ¿cuáles son tus déficits? ¿En qué deberías trabajar más? ¿Cuál debería ser el enfoque de tu oración?

3. Pídele a Dios que radiografíe tu corazón y haga un diagnóstico de él en este tiempo.

ORACIÓN

Para que la identidad de cada hijo de Dios se fortalezca en la intimidad de la relación con el Padre celestial.