El costo de no permanecer

Juan 15:6 – El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

Jesús advirtió a sus discípulos que no permanecer significa que la vida falla. Un pámpano sólo tiene vida si está conectado a la cepa de la vid; un discípulo sólo vive espiritualmente si está conectado al Maestro.

Los verbos de este versículo describen una progresión para el que no permanece: echar fuera, secar, recoger, echar al fuego y arder. Al igual que en otras parábolas, la imagen que Jesús utilizó aquí no pretendía describir todo un sistema teológico. Sin embargo, la progresión descrita es una advertencia sobria y significativa sobre el peligro de no permanecer.

La formulación que Jesús utilizó aquí fue importante. No dijo: si alguien no da fruto será echado fuera. Él dijo: el que en mí no permanece, será echado fuera. Él sabe quién permanece y quien no, y esto no puede ser perfectamente discernido por nuestra estimación externa de fruto.

El pámpano sin vida no da fruto y su madera no sirve más que para quemar. Esta referencia a la quema y al fuego plantea la asociación del castigo en la vida venidera y advierte de las grandes consecuencias de no permanecer.

Piense en el impacto que tendrían estas palabras en los once discípulos que las escucharon por primera vez. Jesús les dijo que se iría, pero que no se separarían de Él. La obra del Espíritu Santo, enviado por el Padre, sería mantenerlos conectados a Jesús. Si se desconectaban de Él, se perderían, tal vez como Judas.

Este pasaje se interpreta al menos de tres maneras con respecto a la seguridad de la posición del discípulo profeso en Jesús.

· El primer punto de vista cree que los pámpanos “echados fuera” son aquellos que, aunque una vez fueron verdaderos creyentes, terminan en el infierno por falta de permanencia y falta de fruto. Alguna vez fueron discípulos, pero ahora son expulsados.

· El segundo punto de vista es que los pámpanos “echados fuera” son aquellos que sólo aparentaban ser discípulos y que nunca permanecieron realmente en Jesús, y por lo tanto van al infierno (como Judas).

· El tercer punto de vista ve los pámpanos “echados fuera” como discípulos infructuosos que viven vidas desperdiciadas que en efecto son quemadas, pero este pasaje no se refiere a su destino eterno (como Lot, el sobrino de Abraham).

El énfasis parece claro: no hay verdaderos discípulos que no permanezcan. El pámpano debe permanecer unido a la vid; de lo contrario, no tiene vida ni es de bien duradero.

Basado en el Comentario bíblico Enduring Word de David Guzik.