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No hay de qué temerMuestra

No hay de qué temer

DÍA 4 DE 4

Eres mi fortaleza, mi sustento

Hablamos ayer de la importancia de caminar en la verdad del Señor, que es su Palabra. Pero, ¿qué significa esto? En primera instancia significa que nosotros al conocer a Jesús, conocemos la verdad que nos hace libres y nos salva.

Conocer de una persona que, siendo Dios, no se aferró a tal condición. Más bien, descendió a la tierra y experimentó la vida como uno de nosotros, pero sin pecar, a pesar haber sido tentado en todo. Aunque era inocente, fue ejecutado en la forma más brutal de su época: crucificado. Sin embargo, ni siquiera la muerte logró detenerlo, ya que resucitó al tercer día. En este acto, triunfó sobre la muerte y pagó el precio con su sangre para asegurar el perdón de nuestros pecados.

Al conocer y creer esto, y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador conocemos la verdad que nos da la vida eterna.

La parte más espectacular viene ahora: nuestro Salvador no sólo hizo este acto maravilloso una vez, y se olvida de nosotros dejando que "nos arreglemos como sea". Por el contrario, Él es un Dios cercano, que quiere estar con nosotros en nuestro día a día, y enseñarnos a vivir conforme a su verdad.

Esto significa pasar de vivir por nuestros principios, a vivir por los principios del reino de los cielos. En la Biblia hay muchísimas promesas y verdades relacionadas a esto, pero hay una que me parece muy relevante y que se ve a lo largo de toda la Escritura. Es el Salmo 54:4: "El Señor es quien me sostiene".

Comprender que el Señor es nuestro sustento cambia totalmente el paradigma de cómo vivimos. Tradicionalmente, solemos pensar que vivimos y nos sostenemos por nuestros medios. Debemos esforzarnos para trabajar, conseguir los recursos que nos permitan llevar el estilo de vida que preferimos, cuidar nuestra salud para poder estar sanos, y demás cosas. Y si bien todo esto es cierto, debe estar íntimamente relacionado con un entendimiento que todo eso no es suficiente, y es prácticamente nada comparado al sustento del Señor.

Comprender que Él nos sustenta significa entender que no dependemos de nuestras fuerzas, sino de las suyas. Que no dependemos de nuestro poder, sino del suyo. Que no dependemos de nuestros planes o proyectos, sino de los suyos. Comprender esto nos hace depender totalmente de Él, y nos da muchísima más seguridad y confianza. Porque, ¿qué mejor que estar en manos del Creador de todo lo que nuestros ojos ven?

Te invito a que puedas meditar en esto y lo guardes en tu corazón, para comprender que dependes de Él y no de tus fuerzas. Él es quien te sustenta, quien provee en tiempos de necesidad, quien transforma lágrimas en alegría, quien levanta al caído, quien da fuerzas al débil, quien sana al enfermo, quien restaura al que está roto, quien libera al oprimido, quien de la nada hace todo, y tantísimas cosas más. ¡El Rey de reyes es nuestro sustento!

Día 3

Acerca de este Plan

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Nos gustaría agradecer a Factor de Cambio por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://factordecambio.com.ar/

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