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Cuando No EntendemosMuestra

Cuando No Entendemos

DÍA 4 DE 5

Lo que no entendemos

Hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios, y a diferencia de los demás seres de este planeta, la raza humana se distingue por su capacidad de pensar y razonar. La sabiduría, la inteligencia y el entendimiento, en menor o mayor escala, nos distinguen como seres pensantes.

No obstante, hay situaciones en las que, definitivamente, tenemos que aceptar que no las podemos entender, que escapan a nuestro razonamiento. Esto nos provoca un sentido de impotencia porque quisiéramos entender pero no lo podemos lograr, es decir, pareciera que tal cosa está cerrada a nuestro entendimiento. Así es que, dado que es una realidad el hecho de que no podremos entender todo, es saludable que lo reconozcamos.

Tomemos como ejemplo la Palabra de Dios. ¿Somos capaces de entenderla haciendo uso de nuestro intelecto? ¿Nos basta el conocimiento adquirido a través de nuestra preparación académica? ¿Podremos entender lo que está más allá de nuestra humana inteligencia? La respuesta es que no podemos, porque se trata de un mensaje divino que necesita ser revelado a los hombres. Podemos leer, y claro entenderemos asuntos de datos, de historia, de hechos.

Pero cuando se trata de recibir y entender lo que trasciende las palabras y nos lleva al mensaje de Dios, necesitamos ayuda. Para ello puso Dios en la iglesia maestros, cuyo ministerio de enseñanza nos ayuda a entender lo que Dios ha dicho en su Palabra. ¿Pero cómo han entendido estos maestros que son tan humanos como nosotros, cómo podremos entender nosotros? La respuesta a esta pregunta nos las da Jesús.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn. 14:26).

¡Gloria Dios! El Espíritu Santo nos ha sido dado para guiarnos a toda verdad. Nuestros oídos, nuestros ojos, nuestro entendimiento son abiertos por el Espíritu Santo para que comprendamos lo que humanamente nos es imposible comprender. La promesa del Señor es: “Te haré entender" (Sal. 32:8).

Job, el hombre que padeció inmensamente, escuchó a Dios mientras le fue develando asuntos grandes y portentosos de su creación. Al final de aquella manifestación divina y gloriosa, Job pudo decir: “Respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás” (Job 42:1-4).

Si queremos saber y entender es cuestión de preguntarle a Dios. Él nos quiere enseñar, Él quiere que entendamos. La mejor muestra de ello es el don del Espíritu Santo, su presencia en nosotros. Pero mostremos interés, queramos entender, no nos conformemos. Escudriñemos, oremos, digámosle a Dios lo interesados que estamos en entender su Palabra, dejemos que su Espíritu Santo nos enseñe.

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

Cuando No Entendemos

Tenemos preguntas, y queremos entender. Es algo que nace de manera natural en el ser humano, queremos saber. Cuando se trata de asuntos trascendentales de la vida necesitamos ir a Aquel que nos puede dar las respuestas que necesitamos. Ni los más eruditos, ni los más ilustres, ni las obras literarias más célebres nos podrán dar el entendimiento que necesitamos para entender lo que no entendemos. Necesitamos a Dios.

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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/grettchen.figueroa