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Los ídolos que obstaculizan la fe

A medida que dirigimos nuestra atención al Padre Celestial y esperamos con paciencia que su voluntad nos abra de par en par nuestro camino, podemos descubrir que hay muchas cosas que obstaculizan nuestra relación con Dios e impiden que ejercitemos nuestra fe en Él.

Estos obstáculos –o ídolos– son muy sutiles. Se introducen disfrazados en nuestra vida, enraizándose en nuestras emociones y volviéndose más importantes que Dios para nosotros.

Nadie puede identificar un ídolo, excepto el Señor... y Él ve nuestro corazón con toda claridad. Cualquier cosa que compita por nuestra total devoción a Dios es un ídolo en nuestra vida. Entonces, ¿cuál es ese ídolo en usted? ¿Cuáles son esas cosas —ocultas o conocidas— que se interponen en su camino y le impiden esperar con paciencia que la voluntad del Señor se manifieste? Pídale al Padre que se las revele. Él ha prometido que será fiel para mostrarle si existe un ídolo y dónde. Pero tenga mucho cuidado de no excusar lo que Él le revele. Si el Señor apunta algo en su vida, entonces concéntrese en prestarle atención a eso de inmediato.

He aquí algunos ídolos comunes:

1. Nuestro propio entendimiento: A menudo perdemos nuestro enfoque en el Padre Celestial cuando no entendemos del todo lo que está sucediendo, por lo que analizamos una y otra vez nuestras situaciones, escudriñándolas sin cesar desde todos los ángulos que podamos concebir. Cuando los acontecimientos no se desarrollan como esperamos, nos quedamos desanimados y desilusionados. No caiga en esta trampa. Dios le ordena sin lugar a duda que confíe en Él, no en su propio entendimiento (Proverbios 3.5, 6).
2. Una sensación de seguridad: No nos gusta renunciar al control ni confiarle nuestro futuro a alguien que no vemos. Preferimos un flujo constante de ingresos, recursos confiables y resultados predecibles. Por eso, cuando nos vemos obligados a esperar, ver cómo se acumulan las facturas o enfrentar amenazas que desafían nuestra sensación de bienestar, nuestra inseguridad engendra una peligrosa desconfianza en el Padre Celestial.
3. Las metas y los sueños: Nos sentimos tan impulsados a alcanzar nuestros objetivos y metas de cada día, que nos olvidamos de la vida eterna que se nos ha dado (Juan 17.3), y de todas las cosas buenas que el Señor se ha propuesto que logremos. Nuestros sueños se convierten en un ídolo más importante que lo que el Padre desea hacer en y a través de nosotros.
4. Las relaciones: Ciertas relaciones en nuestras vidas pueden convertirse en ídolos. No importa cuánto intente usted enfocarse en el Padre Celestial, su atención vuelve a esta persona o a ese grupo de personas. Los sentimientos de rechazo, temor, amargura o falta de autoestima continúan surgiendo debido a sus circunstancias y, en última instancia, le alejan de Dios, no le acercan a Él.
5. El pasado: Las relaciones del pasado pueden convertirse en impedimentos en nuestra relación con Dios. Cuando suceden cosas terribles, la respuesta humana es preguntarse por qué el Padre permitió que sufriéramos. Y cuando otras personas nos lastiman, cuando albergamos rencor, o cuando permitimos que la dureza de los demás moldee la forma en la que vemos al Padre Celestial, estas pueden convertirse en ídolos en nuestras vidas, socavando nuestra fe en Él mientras esperamos.
6. Los hobbies: Nuestros pasatiempos y formas preferidas de entretenimiento también pueden estar compitiendo con nuestra relación y nuestra fe en Dios. Aunque pasatiempos tales como los deportes, las compras, la televisión, el ejercicio, las redes sociales y otros intereses no son siempre malos en sí mismos, si usted les brinda más atención que al Señor, entonces sin duda alguna hay un problema.

Recuerde: Cualquier cosa que usted le dé al Señor, recibe más y mejor a cambio. Lo he visto suceder en mi propia vida y puedo decir con la mayor confianza que puede confiar a plenitud en que el Padre Celestial le dará lo que le pida. Por tanto, abra sus manos y deje que su Padre Celestial esté al control de aquello a lo que usted se ha estado aferrando. Cuando pone toda su fe y su confianza en Él, invitándolo a ser el número uno en su vida, las bendiciones fluirán más allá de lo comprensible, y hará que su tiempo de espera en Él sea mucho más fácil y fructífero.