Dios nos oyeMuestra
Ten confianza, Dios te oye
Cuando los creyentes en Cristo oramos a Dios, lo hacemos en la confianza de que Él nos escucha. No tenemos méritos propios para tener el privilegio de llegar delante de Dios, Él es santo. Sin embargo, cuando llegamos delante del Padre en el nombre de Cristo, las puertas se abren y el trono de Dios nos recibe. Tener consciencia de ese hecho tan maravilloso nos debe llenar de gozo y esperanza.
Cuando clamamos a Dios, Su oído se inclina para escucharnos; y aún antes de que hablemos, cuando aún no hemos dicho nada, ya Dios ha visto lo que hay en nuestro corazón. Cuando oramos nos conectamos con el Altísimo y mantenemos una relación de intimidad en Su secreto. Unas veces, llegamos con una fe que alcanza el cielo, pero hay otras tantas en las que casi nos arrastramos para poder orar.
La respuesta de Dios para nosotros no está dependiendo de la cantidad de nuestra fe, sino de una actitud de humildad de nuestro corazón y de una dependencia genuina que Dios recibe con agrado. Estar ante el Padre ya es de por sí un acto de fe. Elevamos nuestra oración porque sabemos que el Dios eterno nos ve y nos escucha. ¿Cómo puede Dios escucharnos a todos? ¿Cómo puede atender una oración y otra y otra? La respuesta es sencilla; no hay por qué perdernos en una madeja de pensamientos. Él es Dios, y eso es todo.
Jesús oraba con frecuencia y con intensidad. Siendo totalmente humano, dependía de la dirección, del poder y de la guianza de Su Padre. A nosotros nos pasa lo mismo. No hay un momento en nuestras vidas en el que podamos caminar solos, sin la ayuda de nuestro Dios. Saberlo es importante porque nos hace mantenernos conectados con nuestro Creador, en una continua dependencia de Su bondad y su misericordia.
Nosotros necesitamos el cuidado de Dios, Su protección, Su dirección, Su sabio consejo, Sus fuerzas, o sea, le necesitamos a Él. Pero, no podemos perder de vista que acercarnos a Dios no debe tener solo el objetivo de obtener de Él lo que necesitamos. Acercarnos al trono de Su gracia debe ser, primordialmente, para reconocerle como el único Dios verdadero. Llegar ante Su presencia con alabanzas y acción de gracias es darle la gloria porque solo Él la merece. Alabar Su nombre, exaltarle y adorarle debe ser la primera intención de nuestro corazón cuando llegamos ante Su trono.
Sin embargo, a veces nuestra necesidad es tan apremiante que llegamos con lágrimas en los ojos y con gran intensidad derramamos nuestra alma delante de Él. Pero Dios, que todo lo sabe, aun cuando no expresemos con nuestros labios palabras de adoración y alabanza, ve nuestro corazón postrado ante Él, reconociendo que solo Él es Dios, y que nos acercamos creyendo que Él nos escucha y nos puede ayudar. “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré” (Jer. 29:12).
Escrituras
Acerca de este Plan
Ser escuchados es una de las necesidades que tenemos los seres humanos. Y, si eso es importante, ¿cuánto más lo será ser escuchados por el Dios eterno que inclina Su oído y nos da ese espacio necesario para decirle lo que nos inquieta o preocupa, lo que necesitamos y anhelamos? En este Plan, iremos a la Palabra para que nos confirme la bendita verdad de que Dios nos oye.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/grettchen.figueroa