El LlamadoEjemplo

En Efesios 4:11 se mencionan los diferentes dones que Cristo ha dado a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas y los pastores y maestros. A través de estas palabras, deseo recordarte la importancia de no confundir el llamado con el llamamiento.

Y es importante entender que no a todos Dios llamó al servicio ministerial, la relación es 95-5, 5% de personas llamadas a servir a Dios de manera ministerial y 95% de servir a Dios de otras maneras.

A menudo, esperamos ansiosamente nuestro llamado, buscando un propósito significativo y trascendental en nuestra vida. Esperamos que ese llamado sea grandioso, espectacular y reconocido por todos. Sin embargo, la realidad es que el llamado puede manifestarse de formas inesperadas y sorprendentes. Puede ser en una tarea aparentemente pequeña, en un servicio cotidiano o incluso en los momentos ordinarios de la vida.

Te invito a que te tomes un tiempo para reflexionar sobre tus anhelos y expectativas en cuanto al llamado de Dios en tu vida. Quizás te has sentido frustrado o desilusionado porque aún no has descubierto tu propósito o no se ha manifestado de la manera que esperabas. Pero recuerda que el llamado de Dios es único para ti, y puede haber un proceso de descubrimiento y madurez en el camino.

Aprovecha este momento para examinar tus pasiones, talentos y dones. Pregúntate cómo puedes utilizarlos para glorificar a Dios y bendecir a los demás en tu entorno actual. No subestimes las oportunidades que tienes frente a ti, por más simples que parezcan. Dios puede estar llamándote a marcar una diferencia en tu familia, en tu comunidad o incluso en tu lugar de trabajo.

Recuerda que el llamado de Dios es una invitación divina a cumplir un propósito específico en tu vida. No te desanimes si aún no has descubierto completamente ese propósito. Confía en que Dios está obrando en ti, guiándote y moldeándote a medida que avanzas en tu camino. Permite que el proceso de descubrimiento y madurez te transforme y te acerque más a la plena medida de Cristo.

Preguntas de reflexión:

• ¿Cuáles son las diferentes formas en las que has esperado tu llamado en el pasado? ¿Cómo te has sentido al respecto?
• ¿Qué significa para ti la idea de ser maduro en el Señor y alcanzar la plena medida de Cristo? ¿Cómo crees que esto se relaciona con tu propio llamado?