21 Días De Filiación: Dios, Familia e IglesiaMuestra

EL RETO DE LA INTIMIDAD

¿Sabías que estás hecho para la intimidad? La intimidad está relacionada con la cercanía, la conexión, la profundización y las intenciones conocidas. Estamos hechos para la intimidad relacional. Por eso, todo aislamiento desproporcionado genera enfermedades del alma. ¡Nadie fue hecho para existir solo! Hay tres tipos de intimidad: la verdadera, la real y la falsa. La verdadera, que ocurrió antes de la Caída de la Humanidad registrada en Génesis 3, desgraciadamente resultó, durante siglos y siglos, en la desconexión de la Humanidad del Cielo.

En general, Dios siempre mantuvo a alguien (un profeta) conectado a Él para continuar Su plan de redención después de que se perdiera la verdadera intimidad. El hombre vivía cerca y sin trabas consigo mismo, con los demás y especialmente con Dios. Hay indicaciones claras en la narración del Génesis de que el Creador tenía una relación íntima, cercana y continua con el hombre. La verdadera intimidad fue precisamente la que fue posible después de la Caída, cuando intimar dejó de ser natural y se convirtió en antinatural. Luego viene el tercer tipo de intimidad ─ la falsa. Este aspecto es la elección de no afrontar las dificultades de la intimidad real (posterior a la Caída) y ceder a la incomodidad de la falta de intimidad. Lamentablemente, es aquí donde nacen las adicciones, los malos hábitos y los tipos de pecados.

¿Cómo resolver el problema? Jesús es el camino, la verdad y la vida. A través de Él volvemos a tener acceso al Padre (como humanidad e individuos). Bajo la influencia del Espíritu Santo puedes cultivar la intimidad, a pesar de los desafíos de la intimidad real, contigo mismo, con Dios y con los demás. Recuerda: no has nacido para vivir solo. Deja que Jesús te conecte. La intimidad nunca será natural, sino siempre intencional ─ ¡desarrolla!