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¿Bailamos en El Primer Amor?Muestra

¿Bailamos en El Primer Amor?

DÍA 3 DE 5

Temporadas que bajan y otras que suben

Las temporadas, básicamente, son un espacio de tiempo, normalmente superior a una semana e inferior a un año, considerado como un conjunto durante el cual debe realizarse alguna actividad o desarrollarse determinado acontecimiento. Dichas temporadas tienen características propias.

En cuanto al clima, las estaciones del año tienen un propósito, ya que en ellas ocurren cambios en los seres vivos y en el medioambiente. Por ejemplo, en la primavera la mayoría de los animales se reproducen y las plantas florecen; en el verano podemos ver frutas en los diversos árboles; en el otoño se caen las hojas de los árboles y algunos animales migran; y en el invierno algunos animales hibernan.

Hay diversas temporadas y estaciones en la vida, pero cada una de ellas, a los ojos de Dios, tiene un valor indispensable porque es, justamente, a través de ellas que nos va formando y moldeando de acuerdo a su voluntad para ser conformes a su corazón.

Así como el clima, la vida está llena de contrastes y temporadas, y una de ellas es la soltería. Dentro de esta temporada, puede haber momentos altos y hermosos, mientras que otros, bajos y escalofriantes, pero es importante recordar que las temporadas pasan, no son permanentes. Quizás hoy estamos en un verano en donde pareciera ser que todas las cosas están bien y no queremos a nadie más o, por el contrario, podríamos estar en un otoño poco producente en donde lo único que percibimos es que todo se va marchitando poco a poco, nuestras hojas van cayendo y no entendemos el porqué y mucho menos el para qué, sin embargo, aún no nos preocupamos, ya que, a fin de cuentas, son solo unas pocas hojas. Pero después llega el invierno, en donde nos encontramos secos y sin vida, aparentemente; nuestro jardín (o sea nuestro corazón) está seco, por lo que ya no irradia la belleza que lo caracterizaba; no vemos a Dios y lo sentimos muy poco o quizás nada; es la temporada más frustrante. Y luego, cuando ya estamos cuesta abajo, en lo último y sin nada de fuerzas, se acerca la primavera, en donde, poco a poco, el jardín va tomando color nuevamente, los sueños vuelven a vivir y a florecer en nuestro interior, es una temporada agradable y percibimos nuevamente a Dios.

Tener a Dios en nuestras vidas no significa que estemos exentos de circunstancias adversas o de temporadas abrumadoras. Al contrario, con Dios cada temporada, incluso la soltería, tiene un propósito y un valor extraordinario. Quizás no lo veamos al instante, porque, evidentemente, se trata de un proceso, pero Dios demanda de nosotros confianza, puesto que uno de los propósitos fundamentales de cada temporada es forjar algo nuevo en nuestro interior.

Ya sea que estés en un verano increíble o en el peor invierno de tu vida, ten por seguro que la alegría de vivir brota de un corazón agradecido. Quizás tu temporada no cambie ahora o en las siguientes semanas, pero al fijar tus ojos en Jesús y al tener un corazón agradecido, incluso por las cosas malas, vas a notar un gozo, una paz y una plenitud que solo te puede dar el Espíritu Santo. La vida no es fácil, no todas las temporadas son cómodas, pero se trata de dejar nuestra zona de confort, viajar liviano y depositar toda nuestra confianza en Dios, aun cuando todo pareciera estar en contra.

Reflexiona

  • ¿Cuál es la temporada en la que estás hoy?
  • ¿Crees de verdad que Dios está contigo y te abraza tan fuerte que no permite que pases por más de lo que puedas soportar?
Día 2Día 4

Acerca de este Plan

¿Bailamos en El Primer Amor?

Independientemente de la edad que tengamos, siempre optamos por ver la soltería con ojos negativos, olvidándonos de su valor y propósito. A través de este plan, mi deseo es que aprendamos a ver la soltería como un regalo de Dios con el cual podemos crecer espiritual, emocional y físicamente.

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