Oremos JuntosMuestra

Oremos juntos

Padre Fiel, hoy clamo no solo en mi favor sino en favor de cada uno de mis hermanos. Que la bondad y la gracia con la que inmerecidamente nos has rescatado del pecado, de la muerte y de la maldición; sea recordada por cada uno de nosotros en este día.

Clamo por cada uno de los hermanos cercanos, los que conozco y los que no conozco, para que hoy suplas conforme tus riquezas, la fortaleza, la sanidad, la libertad y todo cuanto puedan estar necesitando.

Levanta al caído, fortalece al débil; dale sabiduría al que no sabe cómo actuar, libera al oprimido, sana al que está enfermo, física y espiritualmente. Hazles saber que tu amor no cambia, que tu gracia los sigue sosteniendo y que tu poder sigue obrando conforme tu voluntad.

Clamo por los pastores, maestros y evangelistas; a ellos dales doble porción de fortaleza, dales cada día más sabiduría, guárdalos de las asechanzas y ataques del enemigo, defiéndelos del poder de las tinieblas. Envía ángeles a batallar en su favor, despierta y aviva a los centinelas para que los respalden; guarda a tus siervos, guarda a tus ministros, y en la medida en que los guardes y los fortaleces a ellos, permite que a través de la impartición de tu Espíritu, sean fortalecidos en la fe y en tu verdad, aquellos a quienes apacentan, enseñan y evangelizan.

No hay límite alguno que pueda detener tu gloria, Padre Eterno; confío en que cada clamor que nos permites presentar ante tu Trono, es recibido con agrado y que tu obrar no se hace esperar en favor de quienes tanto te necesitamos. Para ti sea el honor, la honra y la alabanza; bendito es tu Nombre, bendita tu voluntad y bendita la gracia que nos has concedido en Cristo Jesús.

Gracias Padre, por lo que has hecho, estás haciendo y seguirás haciendo en nuestro favor, por amor y para gloria de tu nombre. Amén.

Durante estos siete días hemos proclamado la Palabra de Dios sobre nuestra vida, en oración, en intimidad con nuestro Padre. Unidos como hermanos nos hemos dirigido ante Él, con la certeza de que somos escuchados; porque para Él, no hay límites.

Sigue diariamente apartando esos tiempos de intimidad y comunión con nuestro Padre y con su Hijo Jesús; ora en tu favor y en favor de tus hermanos, incluyéndome, te lo agradezco. Como lo mencioné antes, nos necesitamos; somos miembros de un solo cuerpo y necesitamos fortalecernos mutuamente. La oración es una de las armas más eficaces que tenemos para apoyarnos sin importar la distancia, sin importar que no nos veamos ni nos conozcamos. Debemos creer que por el Espíritu que nos une; somos uno solo, y que nuestras oraciones subirán ante nuestro Padre, como ofrenda agradable.

Que en su poder sigamos siendo fortalecidos y nos permita permanecer firmes en su verdad, mientras nos rendimos a Él, en oración y en obediencia. Así sea en ti y en mí, en Cristo Jesús.