Oremos JuntosMuestra

Oremos juntos

Cuando pasamos tiempos de tribulación, el desánimo suele aparecer con la intensión de debilitarnos; es allí, cuando más necesitamos fortalecer nuestra conexión con nuestro Padre, en oración, en comunión y en intimidad con Él y con su Hijo Jesús. Por eso este plan, pensado especialmente, en animar a aquellos hermanos que están pasando por tribulación, que han sentido que su fe está siendo opacada por el dolor y el sufrimiento, que sienten que sus fuerzas parecieran agotarse; tanto así, que ni siquiera tienen aliento para orar.

Nos necesitamos; oremos juntos, sin importar la distancia. Dios se vale de cualquier medio para recordarnos cuánto nos ama, para hacernos saber que no estamos solos y que Él es nuestro Padre; que tenemos una familia en Cristo, que aunque dispersa por todo el mundo, es usada para manifestar su poder y su bondad.

Te invito entonces para que juntos ante nuestro Padre, hagamos las declaraciones que encontrarás en este plan, de tal manera que por el poder del Espíritu, seamos fortalecidos y levantados para su gloria, en Cristo Jesús:

Padre Eterno, Amoroso y Todopoderoso; me rindo ante ti, reconociendo y deleitándome en la gracia y la misericordia que tengo contigo, por Jesucristo. Me resguardo en la convicción que me da tu Palabra, me escondo bajo tu abrigo, me refugio en tu bondad, me regocijo en tu amor; porque estando bajo tu sombra, reconozco lo débil que soy y lo mucho que necesito y dependo de ti para ser fortalecido.

Sé que sabes por lo que estoy pasando y confío en que no me abandonarás; estoy seguro en tu fidelidad, en tu verdad. Estoy confiado en tu voluntad, te pertenezco y sé que lo que hoy estoy viviendo, está bajo tu control. Lo que enfrento, no es más poderoso que Tú.

Clamo en este día para que tu fuerza me levante, para que tu poder me avive y tu sabiduría me de claridad y entendimiento. Fortaléceme en tu poder para destruir todo dardo que pretende intimidarme, llenarme de temor o de angustia; aviva en mí, el carácter y la identidad de Jesús, para que en Él pueda vencer todo ataque y toda tentación.

Vivifícame en el poder de tu Palabra, para que cada verdad me libere de los engaños y las mentiras que el mundo utiliza para afligirme; abre mis ojos, para que pueda ver con claridad tu reino y de esta manera pueda evitar desenfocarme por las vanalidades que ofrece el mundo y que buscan satisfacer mi carne.

Me aferro a la esperanza que tengo en tus promesas; confío que todo lo que has dicho sobre mí, lo cumplirás. No hay nada que pueda evitar que reciba lo que has determinado entregarme, porque eres fiel. Soy instrumento, hechura de tus manos; no has terminado conmigo. Mientras respire, tengo la esperanza de seguir siendo perfeccionado por tu poder, tengo la certeza de seguir disfrutando de tus riquezas, por la fe que me has dado en Jesús.

Gracias Padre, por tu Hijo Jesús; porque por Él, puedo permanecer confiado. Amén.

Sigue hablando con nuestro Padre, ábrele tu corazón sin ningún fingimiento; derrama tu alma en su presencia, exprésale cómo te sientes y qué es eso puntual que necesitas de su parte. Reconoce la necesidad de su perdón, de su amor y de su gracia; presenta tu causa ante su Trono, expresa con sencillez y humildad de corazón, todo lo que tienes por decirle. Alaba su nombre con acción de gracias por todo lo que ha hecho. Háblale y escúchalo, con la certeza de que realmente estás en una conversación íntima, en comunión con Él y con su Hijo Jesús, a través del Espíritu.

"Cuando clamas sin ningún fingimiento ante Dios, reconociendo tu condición delante de Él, cuánto lo necesitas y cuánto dependes de Él; es cuando la fe activa el poder que aviva tu espíritu, cimentándote en la esperanza que te dan sus promesas, su favor y su amor; riqueza garantizada, por la obra redentora que recibiste por gracia a través de su Hijo Jesús".