Oremos JuntosMuestra

Oremos juntos

Padre Eterno, en este día reconozco y me reafirmo en la dependencia que tengo de ti; gracias a la convicción que me da tu Espíritu, puedo comprender lo que has hecho a través de tu Hijo Jesús, mi Salvador, para demostrarme tu amor. Sin que lo haya merecido, lo diste en sacrificio para salvarme; y esa misma gloria de la que hoy puedo gozarme gratuitamente, es la que me alienta y me fortelece en la esperanza de que lo que estoy atravesando está en tus manos, que no es ajeno a ti y que algo estás haciendo, como lo has hecho en otras pruebas que me has permitido pasar.

Hoy me aferro al gozo de la salvación que me garantiza estar bajo tu cuidado y protección, en tu amor y fidelidad; no importa lo que pueda estar viendo desde lo natural, no importa lo oscuro del panorama, porque mientras sepa que te pertenezco como hijo, sé que estaré bajo tu respaldo, Padre Amado; confío así es, porque me diste salvación y vida eterna, porque no mientes, porque no puedes faltar a tu Palabra. Estoy seguro en tus planes, en tus propósitos, en tu voluntad; por la ofrenda sacrificial de Jesucristo, por quien tengo la certeza de vivir y disfrutar eternamente de tus riquezas, de tu sobrenaturalidad, de tu inagotable amor.

Lo que hoy enfrento, por más díficil que sea, no me podrá separar de tu amor. Confío en tu Palabra, en la obra magnificente que hizo Jesús, para acercarme eternamente a tu Paternidad. Nada podrá anular el sello que me diste y que me da la certeza de permanecer en tu voluntad; mi seguridad es tu Palabra y mi garantía tu Espíritu. Estoy destinado a vivir eternamente en tu gracia, sabiduría y amor.

En tu Paternidad, tengo la certeza de que nada de lo que estoy viviendo podrá destruirme, porque sé que estás al frente, que no me dejas solo y que todo esto que estás permitiendo conmigo, es para beneficio y santificación.

Sigo firme en tu Palabra, sigo firme en que estás obrando para tu gloria en mi favor; estoy tranquilo en la esperanza de tus promesas y en el cumplimiento de tus planes. Descanso en tu amor, me abrazo a tu Paternidad y me resguardo en tu protección; porque solo ahí puedo cobrar fuerza y valor, para seguir esperando la gloria que traerá consigo lo que me has prometido. Así ha sido, así es y será.

Sigamos clamando a nuestro Padre, sigamos declarando sus promesas, su Palabra; sigamos reconociendo su grandeza, gocémonos en su amor, sigamos seguros en su fidelidad.