Abuso espiritual, el infiltrado, sé libreMuestra

Si identificas el abuso espiritual

Vimos, en días anteriores, algunas conductas que se convierten en señales de abuso espiritual. Igualmente, mencionaba, en el primer día de este Plan, que el primer propósito por el que Dios permitió que lo escribiera es para que quienes hoy están siendo víctimas de abuso espiritual puedan sentirse tranquilos, confiados en que Él no los dejará solos.

En Cristo Jesús, todo nos obra para bien; todo puede ser usado por Dios para nuestro beneficio espiritual. Lo importante es estar muy seguros de lo que puede estar sucediendo y, sobre todo, del propósito que hay detrás. En este caso, sabemos que todo lo que vivimos como hijos de Dios nos llevará a fortalecer nuestra identidad y carácter en Cristo Jesús. Es decir, si actualmente estás enfrentándote a una situación de abuso espiritual, debes enfocarte en lo más importante: en Jesús. Cuando te enfocas en Él, comprendes qué es lo correcto según la Palabra respecto a lo que estás enfrentando, cómo te llevará a actuar según Sus propósitos y qué te está permitiendo entender incluso en medio de esa difícil situación para manifestar Su gloria.

Lo que enfrentas puede ser usado por nuestro Padre para que aprendas a depender de Él, para que te enfoques en Su Hijo Jesús y dejes de mirar al hombre; puede ser que necesitas cimentarte y reafirmarte con convicción en la identidad de hijo que te ha concedido a través de Jesucristo. Quizá sea necesario que abras los ojos a la Verdad Escritural para que evites ser inestable y no seas presa fácil de cualquier ola o viento doctrinal que va en contra de la Palabra y del carácter de Jesús. Estás siendo fortalecido en la fe y en el carácter de Jesús porque probablemente eso que estás viviendo servirá de testimonio a alguien más que pueda pasar por lo que tú estás pasando, y la forma en que te pares firme en la victoria que tienes en Cristo Jesús será el instrumento que usará Dios en su momento para levantar y fortalecer a ese hermano.

El abuso espiritual puede causar grandes estragos en el ámbito personal, familiar, económico, ministerial, etc., pero ten la plena certeza de que no es nada que, en Cristo Jesús, no se pueda superar. Mientras estemos enfocados en la Palabra, con nuestros ojos puestos en Jesús, todo se convierte en un gran instrumento de transformación, de crecimiento y de beneficio para nosotros como hijos de Dios.

Ora constantemente, sin cesar; pídele sabiduría a Dios, aférrate a Su Palabra, estudia e investiga acerca del abuso espiritual con la Palabra en la mano; es decir, filtrando todo lo que escuchas y lees con la Palabra. Perdona a quienes te han ofendido, lastimado o herido; pide a nuestro Padre que los bendiga y no correspondas con mal, deja tu causa en manos del Señor. Ten la seguridad de que nuestro Padre no se quedará en silencio, Él te dirá qué hacer y cómo hacerlo. Él sanará tu corazón y te liberará de cualquier yugo de opresión, de toda atadura que te haya esclavizado a determinada forma de maltrato producto del abuso espiritual.

Puede ser que el Señor te lleve a confrontar la situación o simplemente te diga que debes alejarte de ese lugar. Ojo, de ese lugar o de ese estilo incorrecto de relación, no de Él, no de Su voluntad ni de Sus propósitos. Puede pasar también que te diga que te quedes allí, mientras te enseña algo más. En fin, lo que quiero decir es que, sea lo que sea que vaya a pasar por voluntad de nuestro Padre, mientras tengas clara Su instrucción frente a esta situación, debes enfocarte en Su Hijo Jesús, en Su Palabra; permanece constante en oración, clamando por Su sabiduría, para que cuando actúes tengas la paz y la certeza de hacerlo conforme a Sus propósitos.

Recuerda lo que Jesucristo hizo por ti, recuerda Sus Palabras cuando nos dejó claro que no nos dejará, que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos. Recuerda que eres hijo de Dios; Él es tu Padre. Si sabes quién es Él, si lo conoces, también sabes cómo te trata, cuánto te ama, qué es lo que demanda de ti. Además, por Su Espíritu, puedes discernir qué conductas ejercidas por otros no corresponden al carácter de Su Hijo Jesús; así que, no tienes por qué esclavizarte a ninguna forma de abuso. Jesús te hizo libre no solo de tu pecado, sino del pecado y la maldad que otros ejercieron o prentendan incluso ejercer sobre ti. Eres libre por Él, en Él y para Él.

No te acobardes por más dolor y sufrimiento que sientas. Es hora de levantarte y ejercer la autoridad que tienes en Cristo Jesús, la identidad de hijo de Dios que, por Él y en Él, has recibido por fe. No hagas caso de la campaña de difamación y persecución que ejerce el enemigo a través de sus dardos de fuego, a través de la perversidad de quienes caen en su trampa; no tengas temor de nada ni de nadie. No creas lo que se habla en contra de la voluntad de Dios, escrita para ti; confía en la Palabra fidedigna del Señor y déjate guiar por Él. Él te enseñará cuál camino debes tomar. Él te dará consejo, sabiduría, discernimiento y revelación para comprender estos tiempos que enfrentas. Él no te deja solo; jamás lo hará. Lo que ha hecho y dijo que seguirá haciendo en ti a través de Su Hijo Jesús, por Su poder y por amor de Su Nombre es Verdad.