Libertad De La AdicciónMuestra

En los programas de recuperación, hay un dicho común: “El resentimiento es el delincuente número uno”. He sido testigo de que esto es cierto. El hecho que las personas que se ofenden y no extienden la gracia y perdonan a la persona que los ofendió es la mayor causa de recaída. El perdón es un gran problema cuando se trata del camino hacia la recuperación.

San Agustín explicó el efecto de permanecer amargado cuando alguien te ofende: “El resentimiento es como beber veneno y esperar a que la otra persona muera”.

Como seguidor de Jesús y alguien que ha sido liberado de las garras mortales de la adicción, no puedo darme el lujo de no perdonar a nadie. Como alguien que luchaba con el acto de poner veneno en mi cuerpo, necesitaba reemplazar el veneno de no perdonar con el tónico del perdón.

Así como Cristo nos perdona nuestros pecados, yo debo aprender a perdonar a los demás. No se trata de si se lo merecen. Sé que ciertamente no lo merecía, pero Dios aún me perdonó y continúa perdonándome.

No te castigues si perdonar es un proceso continuo para ti. Dios te ama y te ayudará en este proceso; sigue orando y procesando sabiendo que la libertad gloriosa te espera al otro lado del perdón a los que te han hecho mal.

Consejo de oración

No esperes; pídele a Dios que te traiga a la mente a cualquier persona que no hayas perdonado. Cuando Él te traiga a la mente a las personas, empieza a orar por ellas. Ora por esas personas de la manera en la que te gustaría que la gente orara por ti. Permite que Dios obre en tu corazón mientras oras por aquellos a quienes necesitas perdonar.

Recuerda, mientras Cristo colgaba de la cruz para pagar por los pecados del mundo, oró a Su Padre para que perdonara a los que lo estaban crucificando: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron sus vestidos y echaron suertes” (Lucas 23:34).

Paso de acción

El perdón puede ser un proceso. A menudo se necesita orar y hablar con alguien que conoces y en quien confías para superar cualquier dolor que puedas haber causado. Métete en oración hoy con Dios, y acércate a un compañero creyente a quien conoces y en quien confías, y pídele que camine contigo hacia esta libertad que otorga el perdón.