Libertad De La AdicciónMuestra

Cuando Cristo fue a la cruz, fuimos con Él. Nuestra naturaleza pecaminosa fue crucificada en esa cruz con Él, y Su Espíritu de justicia ahora mora dentro de nosotros (Romanos 6:6).

Nuestras adicciones, depresión, miedo, vergüenza y culpa fueron todas clavadas en la cruz con Cristo. Su presencia, Su libertad, Su gozo, Su paz y Su justicia son legítimamente nuestros a través de nuestra herencia como hijos de Dios (Efesios 1:18).

Al principio de mi caminar con Cristo, mi adicción al alcohol y las drogas me abandonaron, pero algunas otras adicciones permanecieron. Aún en mis luchas, Dios nunca dejó de amarme ni de obrar en mi vida. Cuando me enfoqué en buscar a Jesús a través de la oración, leyendo Su palabra diariamente, adorándolo y ayudando a otros lo mejor que pude, Él me quitó esas adicciones restantes y no han regresado.

En cuanto más hacemos que Jesús sea el centro de nuestras vidas, de una mayor manera Él eliminará los problemas de nuestras vidas. A medida que Él sigue siendo el centro de nuestra vida diaria, vivimos empoderados, y Su carácter y naturaleza crecerán en nosotros y fluirán a través de nosotros hacia el mundo que nos rodea.

Nuestra naturaleza pecaminosa fue crucificada en la cruz con Cristo. Cristo ahora vive en nosotros y a través de nosotros.

Consejo de oración y paso de acción

Toma tu diario y siéntate con Dios. Te animo a soñar con Él. Escribe quién dice Él que eres. Escribe quién quieres llegar a ser en Él. Escribe algunos sueños que quieres que se realicen en tu vida con Él. Pídele que te muestre cómo relacionarte con Él a diario, y pídele que inunde tu vida con Su gracia para que puedas seguirlo con gozo en la gran aventura que tiene para ti.