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Humildad y servicio como Jesús

La humildad es un principio fundamental en la vida de un seguidor de Jesús. Filipenses 2:3-4 nos exhorta a no actuar por egoísmo o vanidad, sino a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos. La humildad no es menospreciarnos, sino reconocer nuestra verdadera posición en relación a Dios y a los demás. Nos ayuda a despojarnos del orgullo y a adoptar una actitud de servicio y amor hacia los demás.

Jesús es nuestro ejemplo supremo de humildad y servicio. En Mateo 20:28, Él nos revela que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Jesús se despojó de su posición gloriosa en el cielo para venir a la tierra como siervo y sacrificarse por nosotros. Su vida y ministerio estuvieron marcados por un amor y una entrega desinteresada hacia los demás.

Seguir el ejemplo de Jesús nos llama a servir a los demás con humildad y amor. Significa poner las necesidades y los intereses de los demás por encima de los nuestros. Al servir, no buscamos reconocimiento ni gratificación personal, sino ser instrumentos de bendición en las vidas de los demás.

La humildad y el servicio están arraigados en un corazón que reconoce la gracia de Dios. Cuando comprendemos que todo lo que tenemos y somos es un regalo de Dios, nuestra respuesta natural es compartir y bendecir a otros. La humildad nos permite reconocer que todo lo que tenemos es un don divino y nos impulsa a usar esos recursos para el bienestar de los demás.

El servicio también nos brinda la oportunidad de reflejar el carácter de Jesús y proclamar el Evangelio. A medida que servimos a los demás, somos testigos vivos del amor de Dios y podemos abrir puertas para compartir la esperanza que tenemos en Cristo. Nuestro servicio auténtico y desinteresado puede ser una poderosa herramienta para mostrar el amor de Dios a un mundo necesitado.

En resumen, el cuarto día de este plan nos desafía a vivir en humildad y servicio, siguiendo el ejemplo de Jesús. La humildad nos llama a reconocer nuestra dependencia de Dios y a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos. El servicio nos impulsa a poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras y a servirles con amor y compasión.