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Amor y compasión como Dios lo hace

El amor y la compasión son parte esencial del carácter de Dios. Él nos ama incondicionalmente y nos muestra compasión en nuestras debilidades y necesidades. Como hijos amados de Dios, se nos llama a imitarlo y reflejar Su amor en nuestras vidas.

Efesios 5:1-2 nos insta a andar en amor, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien nos amó hasta el punto de entregarse a sí mismo por nosotros. El amor de Dios es sacrificial y nos llama a amar a los demás de la misma manera. Es un amor que va más allá de nuestras preferencias y comodidades, y busca el bienestar y la bendición de los demás.

Colosenses 3:12 nos recuerda que somos escogidos por Dios, santos y amados. Como resultado de nuestra identidad en Cristo, se nos insta a revestirnos de afecto entrañable, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Estos atributos nos ayudan a reflejar el amor y la compasión de Dios en nuestras relaciones y acciones diarias.

Vivir el amor y la compasión como Dios lo hace implica ser sensibles a las necesidades de los demás y actuar con compasión y comprensión. Significa perdonar a aquellos que nos han lastimado, amar a nuestros enemigos y buscar la reconciliación en lugar de la venganza. También implica practicar la bondad, la empatía y el servicio desinteresado hacia los demás.

Para vivir el amor y la compasión como Dios lo hace, debemos rendir nuestras actitudes egoístas y buscar la renovación de nuestra mente por medio de la Palabra de Dios. A medida que nos sumergimos en la verdad de Su amor y experimentamos Su gracia transformadora, somos capacitados para amar y compadecer a los demás de una manera sobrenatural.

En resumen, el tercer día de este plan nos desafía a vivir el amor y la compasión como Dios lo hace. Al imitar a Cristo, mostramos un amor sacrificial y buscamos el bienestar de los demás. A través de la bondad, la humildad y la paciencia, reflejamos el carácter compasivo de Dios en nuestras relaciones.