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Habilidad

Cuando hablamos de habilidad, de nuestra capacidad para realizar algo, podemos entender que es el resultado de nuestro esfuerzo, nuestra disciplina y nuestra competencia. Sin embargo, todas nuestras habilidades nos han sido dadas por Dios.

Cada uno de nosotros ha sido dotado de uno o más talentos o habilidades. Podemos entregar esos talentos a Cristo, para que él brille a medida que los usamos, para que cuando alguien más nos dé crédito por lo que hemos hecho, le demos el crédito y el honor a Dios.

Todos tenemos talentos: una cirujana con sus manos hábiles, una maestra que puede enseñar y una cocinera con su talento para cocinar. Padres, madres, solteros, casados, jóvenes o maduros, sin importar nuestra edad, rol o estatus económico, podemos entregar lo que tenemos en nuestra mochila de habilidades al Señor para ser perfeccionado, aumentado y usado para su gloria.

Cada habilidad debe ser puesta a trabajar o pierde su valor. Así, en una de las parábolas de Jesús, un hombre distribuyó monedas a sus siervos de acuerdo con su habilidad. Más tarde, cuando les pidió que dieran cuenta de su inversión, recompensó a los que habían multiplicado las monedas, pero el sirviente que había enterrado las monedas descubrió que incluso lo que tenía le fue quitado.

Si un reloj de oro de incalculable valor no puede dar la hora, ¿de qué sirve tenerlo? Lo mismo ocurre con nuestros talentos y habilidades. Cuando los ponemos a trabajar, dedicándolos al Señor, él incrementa nuestra creatividad para usarlos. Si perseveramos y prestamos atención al desarrollo de nuestros dones y habilidades, veremos cómo el Señor los hace crecer. Es suficiente para nosotros saber que el Señor trata con nuestro carácter al hacernos perseverar e invertir tiempo para perfeccionar nuestros talentos, para que él sea alabado por lo que ha hecho en nosotros.

Señor, te doy gracias por cada uno de los recursos y habilidades que me has dado. Entrego a cada uno de ellos a tu servicio para que puedas usarlos y la gente pueda conocerte a través de ellos. Te pido que me ayudes a perseverar en el dominio y desarrollo de mis dones y habilidades.