JordánMuestra

Pasaje central: Juan 9: 8

“Los vecinos y los que antes lo habían visto pedir limosna se preguntaban:

—¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?”.

Vemos en este pasaje a un invidente; pero cuando la condición de su ceguera cambió, toda su persona fue transformada, de modo que aquellos que lo conocían no lo reconocían.

La vista juega un papel muy importante en la personalidad de alguien. Lo que ve, terminará reflejándolo. Este ciego que no veía nada, se veía como tal: como un nadie. Vivía la vida de las sobras de los demás, sin sueños, sin expectativas de la vida. Pero cuando la vista le fue restaurada, dejó su posición de limosnero para convertirse en seguidor de Cristo (vers. 38).

Y, si la vista termina dictando el rumbo de la vida de una persona, ¿cómo está tu vista espiritual en este momento? Así como tenemos sentidos físicos, tenemos espirituales. Así que, si cerraras los ojos físicos y trataras de abrir los del espíritu, ¿qué verías?

Tu vista espiritual dictará el curso de tu vida natural. Por lo que, si sientes limitada, nublada u opaca tu vista espiritual, pídele a Dios que te la restaure. Ninguna “miopía”, “catarata” u otra enfermedad espiritual debe dictar el rumbo de tus días en esta tierra. ¡Los cielos serán abiertos y tu vista será clarificada! ¡Tus pasos cambiarán! ¡Tu visión será restaurada! ¡Lo que no podías ver, lo comienzas a ver! ¡La sobrenaturalidad del Reino de los Cielos comienza a obrar en tu vida !