JordánMuestra

Pasaje Central: Juan 15: 4

“Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí”.

Así como por naturalidad un árbol produce, los animales se multiplican y el anhelo de toda familia es poder tener hijos, así mismo en el Reino de los Cielos, los hijos por naturalidad dan frutos para Su Padre y es su anhelo interno.

Los hijos del Reino sueñan con poder presentarse delante del Padre con mucho fruto, sus sueños son de fructificación y por naturaleza, sin darse cuenta, dan fruto.

Así como es una condición de los hijos, también es una promesa de Jesús. Él prometió que en tanto nosotros estemos conectados con Él, Él nos permitirá dar fruto. Como promesa y ley del mundo espiritual, tenemos que aspirar a ello en todas las áreas de nuestra vida: en tu economía, en tu familia, en tu iglesia, trabajo, empresa e ¡incluso en tu vientre natural! Porque Él ha prometido fructificación y en Él no hay lugar para la esterilidad.

Jesús no conoce la palabra estéril. De hecho, es algo raro para Él, no está en su naturaleza; por eso, se sorprendió cuando vio a una higuera estéril (Mateo 21:28). Y si no es parte del vocablo del Reino de los Cielos, no te puedes conformar con aquello que no está dando fruto en tu vida.

No dar fruto no es condenación o símbolo de pecado en tu vida, simplemente es símbolo de una oportunidad para que Jesús se glorifique dando fruto al ciento por uno a través de ti.

¿Tienes áreas estériles en ti? En el nombre de Jesús, creeremos en estas palabras que Él dijo de que todo aquel que permanece en Él, dará fruto. Que tu declaración sea que eres fructífero porque Le perteneces.