Amor Sin ConvenienciaMuestra

Somos benefactores.

El pueblo de Israel estuvo alrededor de 430 años esclavo en Egipto, y en el momento en el que estaban delante de la tierra prometida para tomar posesión de ella, dijeron: “No podremos, esa tierra traga a sus moradores”. ¿Te imaginas? En un momento de destino, sus conclusiones no les alcanzaron para conquistar el futuro. Pues aunque habían salido de Egipto, Egipto nunca salió de ellos, pues se veían, pensaban y actuaban como esclavos.

Gálatas 4:7 nos dice que ya no somos esclavos, sino hijos, y es a partir de esta identidad de hijos que necesitamos vivir. Un esclavo siembre demanda, piensa de manera estrecha y ve límites todo el tiempo, sin embargo, el hijo es un ofertante, piensa en generosidad, en bendecir a los demás y siempre ve oportunidades, para el hijo que ha renovado su mente: TODO ES POSIBLE.

Imagina por un momento, ¿cómo sería nuestra sociedad si todos camináramos con una mentalidad de benefactores? ¿Qué clase de matrimonios estaríamos edificando? Habría incluso discusiones que se acabarían. ¿Alguna vez has dejado de hacer algo, porque la persona no respondió como esperabas?

La mentalidad con la que necesitamos caminar es la misma que Dios. En Juan 3:16 vemos como “de tal manera amó Dios al mundo que dio a su único hijo para que todo el que crea en Él reciba vida eterna”. El Padre dio incluso sabiendo que muchos no responderían, que muchos incluso negarían o rechazarían a Jesús, sin embargo, esto no lo detuvo, porque el amor no incluye egoísmo.

Tal vez, heridas del pasado han provocado callosidad en tu corazón, y esto evita que des todo de ti, ninguna relación funciona si solo ponemos el 50% de intención en ella, no somos mitades que se complementan, si realmente anhelas tener relaciones exitosas, es necesario que pongas el 100%, y cada día aprender a guardar tu corazón, no puedes controlar lo que otros hacen, pero si puedes gobernar sobre tus emociones, desecha el egoísmo y se un benefactor, da sin esperar, porque de Dios es la recompensa y decide amar todo el tiempo, pues amando nunca te vas a equivocar.