Amor Sin ConvenienciaMuestra

Felices para siempre.

Cuando Diego, mi esposo, me pidió ser su novia fue un petición poco usual según las historias que hasta ese momento había conocido, me preguntó si quería pasar el resto de mi vida a su lado, ¿te imaginas? Comenzaríamos nuestra relación de noviazgo, pero al mismo tiempo con la mira a casarnos. Ese momento me ha enseñado tanto del amor de Dios a mi vida, porque cuando Cristo vino a mi corazón, no lo hizo para un momento, sino para siempre. Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo".

A través de una cena se cerraba un negocio o algún trato, es por eso que lo que está diciendo es que cuando tú has recibido a Cristo, Dios ha hecho un pacto eterno contigo, no es un momento, sino que es para siempre, la relación con Dios es la única que te ofrece garantías eternas y sus cláusulas expresan su bondad para contigo.

Medita en lo siguiente: “Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien…” (Jeremías 32:40). ¡Qué asombrosa manera de amar! Pues Su amor no está condicionado a nosotros, amor es Su naturaleza, es por eso que Dios no puede dejar de amar, porque iría en contra de lo que Él es, simplemente no puede. Este es el modelo a replicar en nuestro matrimonio y en nuestras amistades, amar a la manera de Dios, porque Su amor nunca es egoísta, siempre da.

En los próximos minutos medita en la palabra pacto, y permite que Espíritu Santo te convenza un poco más de cuán amado eres por Dios, pues cuando tú le dices sí a Dios, de Su parte recibes un sí para siempre, Él jamás te va a abandonar y mucho menos se va a alejar de ti, hoy abraza esta conclusión: ¡Dios está conmigo siempre, no por lo que hago o dejo de hacer, sino por Su amor inmutable!