Nada que demostrarMuestra
Generando la luz
El mensaje del mundo es simple: Tú eres suficiente. Por tu cuenta eres suficiente. Pero ese mantra nos falla porque en el fondo sabemos que no somos suficientes o porque nuestra autoestima se infla y avanzamos por la vida independientemente de Dios y de las personas. Cualquiera de los dos resultados nos deja solos y decepcionados.
Entonces, ¿por qué trabajamos tan duro para construir nuestra vida, para marcar la diferencia por nuestra cuenta?
Cuando pienso en la luz, veo que cada una de las luces que los humanos han desarrollado, requiere energía o alguna fuerza para encenderla. Las bombillas se agotan, e incluso las luces LED dejan de funcionar con el tiempo. Las linternas, los focos de los autos, las lámparas... todos reciben energía de alguna otra fuente que puede reducirse hasta agotarse.
Entonces pienso en la luz que Dios ha creado. El fuego salvajemente abrasador, el sol impetuoso que siempre brilla, las miles de millones de estrellas ardiendo con gran fuerza: toda la luz que Él ha creado, no necesita nada para existir, no necesita otra fuente de energía, simplemente es.
Cuando pienso en nuestro esfuerzo, me doy cuenta de que hemos estado tratando de generar luz. Yo he estado intentando producirla.
- Tratamos de entregar a Dios a las personas que amamos, elaborando estrategias con discursos perfectos en lugar de arrodillarnos.
- Tratamos de controlar y proteger nuestras vidas del sufrimiento en lugar de confiar en que Dios tiene bienestar para nosotros en todo lo que Él nos da.
- Comenzamos a controlar y hacer todo nosotros mismos en lugar de arriesgarnos a que otros se involucren y cometan sus errores.
- Atravesamos la tragedia solos porque no queremos molestar a la gente, creyendo la mentira de que no necesitamos la ayuda de los demás en nuestros momentos más oscuros.
¿Y qué pasaría si en lugar de intentar crear la luz, simplemente recibiéramos la luz? Eso me parece mucho más divertido, mucho más fácil. Hacemos luces pésimas porque fuimos creados para disfrutar y reflejar la luz, no para producirla.
El nivel en que creamos y abracemos nuestra identidad como hijos de Dios llenos del Espíritu, será el grado en que su luz brille a través nuestro. Nosotros somos de Dios y Él es nuestro. Esa es nuestra identidad, y eso lo cambia todo.
Si abrazáramos nuestra verdadera identidad, no solo dejaríamos de esforzarnos por hacer cosas imposibles; sino que nos quedaríamos asombrados ante esta luz intensa que no está contenida y que es totalmente accesible para nosotros.
Esperamos que este Plan te haya desafiado. Obtén más información sobre NADA QUE PROBAR de Jennie Allen.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Te sientes abrumado por las opciones, expectativas y presiones, haciendo todo lo posible para estar a la altura? ¿Sientes que retrocedes y que te estás perdiendo los mejores momentos de tu vida? No estás solo. A medida que profundices en la refrescante verdad de la vida más que suficiente que ofrece Jesús, experimentarás la libertad que reciben aquellos que están decididos a descubrir lo que Dios puede hacer a través de un alma completamente enamorada de Él.
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