Vamos a orarMuestra

Vamos a Orar

Jesús les dijo a Sus discípulos que Él construiría Su iglesia y que las puertas del Hades no prevalecerían contra ella. La iglesia local está destinada a ser la esperanza del mundo. Dios nos llama a alcanzar a aquellos que están lejos de Él, a amar a aquellos que no son dignos de ser amados, a llevar esperanza a los desesperados, a hacer brillar Su luz a los que están en tinieblas y a traer alegría a aquellos que no tienen gozo. Somos llamados a compartir la historia de la redención.

La oración es el ingrediente secreto que ayuda a la iglesia a ser una fuerza imparable. «Vamos a orar», es algo que escuchaba a menudo cuando era niño. Cada vez que me lastimaba el tobillo, me raspaba el brazo o recibía un abucheo, corría hacia mi madre. Ella me decía: «Niño, ven aquí, vamos a orar». Ponía los ojos en blanco y decía: «Mamá, no necesito orar. Necesito un vendaje para detener el sangrado». Yo era tan ignorante en ese momento.

Realmente no entendía la oración. Tal vez, así es como te sientes ahora. Quizá pienses que realmente no funciona, que son solo palabras que dices para parecer espiritual ante los demás o que solo es una gran pérdida de tiempo. Pero la oración es lo que Dios nos ha dado para comunicarnos con Él. Es lo que Él quiere que haga la iglesia local. Dios dice: «Llámame, y te escucharé. Llámame y te responderé. Estoy escuchando. Estoy esperando que me llames». Vamos a orar.

En Mateo 21:13, Jesús dijo: «Mi casa será llamada casa de oración». ¿Qué pasa si comenzamos a orar, no solo individualmente, sino corporativamente como iglesia? ¿Qué haría Dios en nuestras comunidades, ciudades y nación? Vamos a orar.