El Evangelio según PabloMuestra

Los elementos esenciales del mensaje

El Evangelio de Jesucristo es un mensaje de realización divina. Es el anuncio de que Cristo ya ha triunfado sobre el pecado y la muerte en favor de pecadores sin esperanza, quienes son beneficiados de Su redención solo por fe. Esta es una religión basada en la gracia. El enfoque está en lo que Dios ha hecho por los pecadores.

Pero, para apreciar cómo este mensaje se trata de Buenas Nuevas, una persona debe saber que es un pecador, incapaz de ejecutar una expiación adecuada y que por lo tanto es incapaz de ganar cualquier mérito por su propia cuenta; mucho menos obtener redención por su cuenta. El pecador debe sentir el peso de su culpa y debe saber que Dios es un Juez justo que no sancionará al pecado. De hecho, él o ella deben estar preparados para confesar que la justicia perfecta demanda la condena de las almas culpables.

Esto es un claro mensaje sobre la realidad del pecado y el estado desesperanzador de una humanidad caída, es un punto de partida necesario para el Evangelio de las Buenas Nuevas. Es por eso que el Evangelio según Pablo empieza con una sentencia condenatoria que se aplica a toda la humanidad. “Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". La gente apartada de Cristo "ya está condenada". Cualquier persona “pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él". O, como dice Pablo en el preámbulo del resumen de su brillante Evangelio en Efesios, las personas no redimidas están “muertas en vuestros delitos y pecados", caminan “siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia", conduciéndose ellos mismos en la codicia de su carne, “haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos".

Pero aquí están las Buenas Noticias: Los creyentes verdaderos están unidos con Cristo “a través de la Fe" y por lo tanto están también “en Cristo". Dios los acepta y los bendice sobre esa base. Así es como Él “ justifica al impío". Él los acredita con una justicia que no es de ellos; una justicia ajena, aumentada a su cuenta.

Pablo prominentemente presenta esta verdad en su propio testimonio. El deseo de su corazón, dijo, era ser “hallado en él [Christ], no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe".