Jesús, El Centro De TodoEjemplo

La clave de una vida productiva

Los discípulos estaban conmocionados por las palabras del Maestro en esta última cena: “Les conviene que yo me vaya”.

Se sentían desamparados ante Su partida y la inminente persecución que se desataría sobre ellos, ya advertida por Jesús. ¿Serían capaces de continuar la misión encomendada? ¿Podrían siquiera permanecer fieles? ¿Estarían a la altura de las circunstancias? Los rostros sombríos alumbrados por la luz escasa de las lámparas de aceite profundizaron aún más la gravedad de sus gestos.

Y les habla de dar fruto… y que el fruto permanezca. Pero también les da la clave: permanezcan en mí, sin mí no pueden hacer nada. No los dejaré huérfanos, les enviaré otro Consolador, que estará en ustedes.

“Yo soy la Vid verdadera y ustedes son las ramas”. Una rama no tiene otra responsabilidad que estar íntimamente unida al tronco principal. No es responsable de producir la savia, ni la vida, ni el fruto. Así los discípulos y así nosotros.

La clave de una vida productiva llena de fruto, de la que otros reciban sustento, es nuestra unión con Cristo por el Espíritu Santo. Esta unión le da sentido a todo lo que hacemos.

Unidos a Cristo seremos productivos.