Florecimiento: 21 días para que el Fruto del Espíritu florezca en tu vidaMuestra
Renunciar a mi derecho a tener razón
Por Dra. Irini Fambro
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas! (Gálatas 5:22–23 NTV)
Me gusta tener la razón. Quiero decir, ¿quién puede decir honestamente que disfruta estar equivocado? Me gusta tener las respuestas correctas a una pregunta, una ecuación, un buen lugar para comer, un rompecabezas... lo que sea. El único problema es que he entrenado mi oído para escuchar aquello con lo que estoy en contra, con lo que no estoy de acuerdo y lo que creo que está mal. Este marco mental hace que cada conversación requiera mucho trabajo de mi parte. Estoy constantemente analizando, comparando, contrastando, evaluando y pensando demasiado en lo que dice la gente. Lo que sigue son conversaciones que producen el tipo de fruto que Pablo enumeró antes que el Fruto del Espíritu: «hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones» (Gálatas 5:19-20 NTV). Por supuesto, no le doy esos nombres al fruto de esas conversaciones, porque las justifico de una manera más elocuente. No soy hostil, soy egipcia, y tan solo somos un pueblo apasionado. No estoy peleando; simplemente estoy ofreciendo otra perspectiva. No estoy celosa; solo estoy observando la vida de alguien. No estoy enojada, de nuevo, ¡ya te dije que soy apasionada! No soy egoísta; hablo de otras personas todo el tiempo. No estoy creando disensión; solo estoy siendo exigente. Definitivamente no soy divisiva; solo tengo mi propia opinión.
¿Es demasiada honestidad? ¿Puedo dar espacio para que cada uno de nosotros sea realista acerca de la lucha por ser humanos? El fruto poco atractivo que Pablo mencionó es lo que surge de una vida que «sigue los deseos de la naturaleza pecaminosa» (Gálatas 5:19 NTV). ¡Puf! Aquí estoy, donde empecé, con el deseo de tener la razón, lo cual es realmente un disfraz para salirme con la mía todo el tiempo. Tal vez tengo que reconocer mi parte en toda la hostilidad, las disputas, los celos, la ira, el egoísmo, la disensión y la división que me rodean. ¿He sembrado semillas a través de mis pensamientos, palabras, silencio, expresiones faciales, textos secundarios y acciones que producen el fruto equivocado a mi alrededor?
La realidad es que tendría que responder «sí» (inserta un emoji de cara de luto aquí). Si compartes esta confesión honesta, entonces Pablo quiere ofrecernos esperanza hoy. Hay otra semilla que podemos sembrar. Hay otra vida que se ofrece a cada uno de nosotros. Dios ofrece la libertad que puede liberarnos a cada uno de nosotros de la vida esclavizante que crea nuestra humanidad. La vida en sociedad con el Espíritu Santo nos da la oportunidad de producir el Fruto del Espíritu: «amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio» (Gálatas 5:22–23 NTV). Este es el fruto que deseo producir. Aquí es donde quiero hacerlo bien.
Ahora bien, no se supone que el Gruto del Espíritu sea visto como una selección de un menú: «Tomaré el amor, el gozo y la paz, pero soy muy alérgico a la paciencia y la gentileza». Lo sé, sería mejor si se quedara como un lindo pensamiento o una gran idea, pero el Espíritu Santo quiere que yo sepa que este fruto se aplica a mi vida, a tu vida y a la vida de las personas que nos rodean. Ahora es personal, que es otra forma de decir que es más difícil, más complicado y más crujiente, porque las personas están involucradas. No sería hostil, celosa, enojada, egoísta o divisiva si las personas no estuvieran en la ecuación. Realmente desearía tener algo que me ayudara con la gente.
Pon gentileza. Lo sé, no es el fruto que hubiera visto como la solución, pero es precisamente lo que le falta a nuestro mundo e incluso lo que anhela. La gentileza es una fortaleza, no una debilidad; es activa, no pasiva. La gentileza se preocupa más por las personas que por tener la razón. La gentileza cambia la forma en que digo lo que estoy pensando. La gentileza cambia la forma en que escucho a los que me rodean. ¿Qué pasa si a través de la gentileza entreno mi oído para escuchar algo diferente? ¿Cómo puedo cuidar el corazón de las personas? ¿Qué dolor podría haberlos llevado a su opinión apasionada? ¿En qué áreas tenemos puntos en común?
En nuestro mundo estamos rodeados de los frutos de la hostilidad, las disputas, los celos, la ira, la ambición egoísta, la disensión y la división. ¿Será que somos ubicados en un lugar específico para un tiempo específico, con personas específicas, para una conversación específica para que podamos cuidar gentilmente los corazones y las heridas de las personas?
Oración
Padre Dios, gracias por no dejarnos en los ambientes hostiles, celosos, enojados, egoístas y divisivos que nuestra naturaleza humana crea tan fácilmente. Danos el coraje de asumir nuestra parte en esos entornos. Gracias, Espíritu Santo, por tu amabilidad con nuestros propios corazones y heridas. Tu gentileza nos muestra con ternura cómo nutrir los corazones y las heridas de las personas y ofrecer la curación que solo Tú puedes traer. En el nombre de Jesús, amén.
Para mayor reflexión
En tu próxima conversación, hazte las siguientes preguntas:
- ¿Cómo puedo cuidar el corazón de esta persona?
- ¿Qué dolor podría haberla llevado a su opinión apasionada?
- ¿Qué áreas tenemos en común?
Acerca de este Plan
Este devocional de 21 días está lleno de verdades bíblicas y estimulantes historias sobre cómo el Espíritu Santo produce amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio en tu vida. Diariamente, mientras reflexionas acerca de lo que significa permanecer en Cristo como la Vid, ¡empezarás a ver florecer el Fruto del Espíritu en tu vida!
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Nos gustaría agradecer a Gateway Church por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://gatewaydevotions.com/