Florecimiento: 21 días para que el Fruto del Espíritu florezca en tu vidaMuestra
Ríos de fidelidad viva
Por Elizabeth Settle
¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”. (Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a todo el que creyera en él; pero el Espíritu aún no había sido dado, porque Jesús todavía no había entrado en su gloria) (Juan 7: 38-39 NTV).
Nuestra familia de cuatro usa un «cubo de tareas» que creamos con cada uno de nuestros nombres escritos con marcador de tinta negra Sharpie en cada lado: ELIZABETH, JASON, EMILY, ETHAN. Cuando es mi turno de lavar los platos, ELIZABETH me mira fijamente desde el cubo colocado en el mesón de la cocina. Una vez que lavo todo lo que hay en el lavaplatos, le doy la vuelta al cubo y ahora le toca a JASON. Es una carrera en nuestra casa darle vuelta a tu nombre lo más rápido posible. Lavar en el lavaplatos un tazón de cereal y una cuchara es mucho mejor que tener que lavar montones de suciedad al estilo Seuss apilados hasta el borde.
Mi esposo, Jason, y yo tenemos niveles de tolerancia muy diferentes para un lavaplatos lleno de platos sucios. No me hace perder el sueño esperar a lavarlos hasta la mañana, pero mi esposo no puede entender eso. Si el cubo muestra ELIZABETH y la ansiedad de Jason quiere que se laven los platos, es libre (¡y propenso!) a lavarlos. Pero tenemos un acuerdo: debe lavarlos COMO YO, no «para mí». En otras palabras, él hace la hazaña, da vuelta al cubo y el siguiente nombre brilla como el lavaplatos reluciente.
¿Cuál es la diferencia entre alguien que lava los platos por mí y alguien que lava los platos como yo? Cuando los platos están listos para mí, me despierto a la mañana siguiente con la responsabilidad todavía gritándome desde el mesón: ELIZABETH. Cuando hayan terminado como yo, el trabajo estará terminado. Es una expresión total de generosidad por parte de Jason, ya que ha asumido toda la responsabilidad en mi nombre.
En 2 Corintios 5:21, el Apóstol Pablo nos dice: «Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo» (NTV). Jesús ha llevado la responsabilidad del pecado por completo en nuestro nombre. Esa verdad muestra la fidelidad de Dios, que es fruto del Espíritu. La fuerza de la fidelidad es que su origen está en Dios. Es Su fidelidad, no la mía, la que me sostiene. No es que yo sea fiel a Jesús sino que Jesús es completamente fiel a mí. Y Él es enteramente fiel a ti. Esto se evidencia por Su Espíritu en nosotros, derramando «ríos de agua viva» (Juan 7:38) que refrescan nuestras almas.
¡Qué invitación! Relajarse en los «ríos de agua viva» es descansar de nuestro trabajo y aun así estar en movimiento. Estamos progresando por el poder del río. La fidelidad, entonces, es la sustancia sobre la cual descansamos (ver Hebreos 11:1). La obra fiel de Jesús en la cruz nos dio vida junto con Él (ver Colosenses 2:13). ¡Su fidelidad nos liberó del pecado y nos hizo hijos de Dios! Es siendo quienes somos, hijos de Dios, que reflejamos la naturaleza fiel de nuestro Padre.
¿Qué pasa con las responsabilidades de la vida que corren por todas partes? Los quehaceres de ELIZABETH aún resuenan desde el mesón de la cocina. Me relaciono con Marta que tenía su propio lavaplatos lleno de platos sucios para lavar. Jesús dijo: «Marta, Marta, estás preocupada y molesta por demasiadas cosas» (Lucas 10:41 PDT). Por otro lado, su hermana María fue elogiada por elegir la parte buena, la parte de sentarse a los pies de Jesús. La buena noticia es que la morada del Espíritu nos da poder para ser María y Marta al mismo tiempo.
Jesús dijo: «En realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo enviaré a ustedes» (Juan 16:7 NTV). ¡Jesús nos bautiza con Su Espíritu, dándonos la gracia de poder sentarnos a Sus pies mientras lavamos los platos! Ambos son posibles porque «Ahora ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y mientras vivo en este cuerpo, vivo por fe en el Hijo de Dios, quien me amó y entregó su vida para salvarme» (Gálatas 2:20 PDT). ¡Nuestra unión con Jesús nos permite trabajar fielmente mientras también descansamos en Su obra fiel! Este es el poder de relajarse en el río de la fidelidad viva que es Su Espíritu en y a través de nosotros.
Oración
Gracias por tu fidelidad, Jesús. ¡Tú eres el fuerte y confiable en esta relación! Espíritu Santo, por favor recuérdame el amor fiel de Dios. Elijo relajarme al recibir el Espíritu que derramas en mí y a través de mí. Gracias porque estoy facultado para progresar en la vida por la corriente de Tu agua viva. Al relajarme, te adoro. ¡Confío en Ti! Me siento a Tus pies y te contemplo, incluso cuando cumplo con las exigencias de la vida. En el nombre de Jesús, amén.
Para mayor reflexión
- Dedica un tiempo a relajarte a propósito. Ponte cómodo. Recuesta tu cabeza en el sofá. Vuelve los ojos de tu corazón a Dios. Pídele a Jesús que derrame Su Espíritu en y a través de ti como agua viva. Mientras respiras, descansa en la realidad de Su poder llevándote. ¿Qué quiere decirte el Espíritu Santo al respecto?
- ¿Qué responsabilidades te molestan y preocupan? Decide acercarte a esas exigencias con el corazón vuelto hacia Jesús. Elige adorar a Dios «sentándote a Sus pies» mientras haces tu trabajo. ¿De qué manera esta conciencia interior cambia la carga del trabajo?
Acerca de este Plan
Este devocional de 21 días está lleno de verdades bíblicas y estimulantes historias sobre cómo el Espíritu Santo produce amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio en tu vida. Diariamente, mientras reflexionas acerca de lo que significa permanecer en Cristo como la Vid, ¡empezarás a ver florecer el Fruto del Espíritu en tu vida!
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Nos gustaría agradecer a Gateway Church por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://gatewaydevotions.com/