Florecimiento: 21 días para que el Fruto del Espíritu florezca en tu vidaMuestra

Sé amable, sé intencional y repite

Por Monica Bates

El amor es paciente y bondadoso. El amor no es envidioso. No es presumido ni orgulloso (1 Corintios 13:4 PDT).

«Actos aleatorios de bondad» es una frase de la cultura pop que pretende motivarnos a ser amables unos con otros. Esta idea se inició en Inglaterra en 1987, cuando la princesa Diana estrechó la mano de un hombre que tenía SIDA, desafiando la creencia de que la enfermedad se transmite por el tacto y mostrando amor y bondad incondicionales a un ser humano. Hay camisetas, pegatinas, tazas y marcapáginas que representan este «movimiento», así como un Día de actos aleatorios de bondad que se celebra el 17 de febrero y que dice mucho de la necesidad y el deseo de bondad en nuestro mundo actual.

A pesar de lo grandioso que es ese movimiento, lo que me gusta de nuestro Dios es que Él siempre es intencional, nunca es aleatorio. La bondad es un Fruto del Espíritu que nos ha dado para ayudarnos a caminar en compasión y cuidado mutuos. Recuerdo un día que estaba caminando por una tienda y a una mujer se le cayeron algunos artículos que tenía en la mano. Corrí para ayudarla a recoger los artículos y colocarlos en su carrito. Ella estaba muy agradecida y disfruté la oportunidad que tuve de darle la mano amiga que necesitaba en ese momento. Ir junto a alguien para ayudar y dar una palabra de aliento o simplemente una sonrisa es parte de nuestro papel a desempeñar como hijos de Dios en nuestro mundo de hoy.

En el Nuevo Testamento, bondad se traduce de la palabra griega chrestotes, que significa «la cualidad de ser afectuoso, considerado, humano, gentil y compasivo». También se puede describir como una característica del amor verdadero como se describe en 1 Corintios 13:4: «El amor es paciente y bondadoso. El amor no es envidioso. No es presumido ni orgulloso» (PDT).

Una ilustración de bondad en la Biblia se puede ver en las acciones del centurión (oficial) romano en Lucas 7:2–6. El centurión tenía un servidor que se enfermó, y el centurión hizo todo lo que estaba a su alcance para curar a este servidor. Ahora bien, el centurión pudo haber usado sus recursos de otra manera, como contratar a un nuevo servidor. Pero la bondad lo obligó a usar todos los recursos a su disposición para ayudar a su servidor a encontrar la curación. Cuando el centurión apeló a Jesús, el Señor pudo ver su intencionalidad. Jesús sabía que el centurión estaba motivado por la compasión y la bondad, y podía sentir su fe. Jesús pronunció una palabra curativa desde la distancia y el criado del centurión se curó instantáneamente.

¿Con qué frecuencia vemos a alguien en necesidad desde la distancia? ¿Con qué frecuencia escuchamos la voz tranquila del Espíritu Santo hablarle a nuestro corazón para que ayudemos a alguien con la compra o a alguien que esté en dificultades o dar una palabra de aliento a alguien que necesita edificación? A medida que actuamos de acuerdo con lo que escuchamos y sentimos en estos tiempos, intencionalmente estamos brindando bondad a los demás. Estamos siendo las manos y los pies de Jesús. La bondad intencional es el corazón de Dios. La bondad intencional puede, y lo hará, cambiar el mundo.

Oración

Padre, por favor dame Tus ojos para los que me rodean y ayúdame a ver dónde puedo mostrar bondad hoy. Examina mi corazón a fondo, Padre, y dame un corazón de bondad. Resalta a aquellos a mi alrededor que necesitan una palabra de aliento de Ti. Gracias, Señor, por Tu amor intencional hacia mí. Ayúdame a dar lo que he recibido de Ti a los demás y muéstrame cómo es la bondad intencional para que pueda amar bien a las personas. En el nombre de Jesús, amén.

Para mayor reflexión

1. Reflexiona sobre un momento en que alguien fue amable contigo. ¿Cómo te hizo sentir?
2. ¿Cómo sería tu vida si tomaras la decisión de caminar en bondad intencional durante 10 días seguidos? ¿Aceptas el reto?