21 maneras de prosperar a los 45Muestra

Disipular a alguien

Mientras estás conectada con el Padre, creciendo en tu fe, escuchando a los susurros del Espíritu Santo, y buscando amar y servir a quienes te rodean, invita a alguien más a caminar a tu lado. Añade tu fe a la de otros.

Tito 2 anima a las mujeres mayores a entrenar a las jóvenes en devoción y a modelar amor mientras aman a sus familias, y caminan con un corazón puro y amable. Puede parecer una tarea difícil discipular a alguien y contarle a la próxima generación de la bondad de Dios. Mientras discipulamos a otro, compartimos nuestras cicatrices, moretones, y como Jesús fue la respuesta en nuestros tiempos difíciles. Hacemos discípulos cuando invitamos a otros a crecer en su fe.

Cuando eliges discipular a alguien:

Está disponible. Busca espacios en tu agenda donde tengas margen para dedicarte a otro. Si sientes que no tienes tiempo, identifica lo que ya estás haciendo donde otra mujer podría acompañarte.

Sé honesta. Si le estás pidiendo honestidad a la mujer que estás discipulando, entonces sé honesta en la manera en que te presentas a ti misma. Si das una apariencia distante y pulida, puedes crear un abismo, separando su situación de tu perfección percibida.

>Sé un ejemplo. A medida que persigues la vida con Jesús, a menudo se presentará sin una palabra de instrucción. Gran parte de la tutoría se capta, no se enseña. Mientras que observa una vida fructífera, ella verá la gracia redentora de Jesús en acción.

Escucha. Deja que tu tiempo juntas sea un lugar seguro para que ella pueda compartir su corazón con total confianza. Tan fácil como dar consejos, es escuchar. Mientras que compartes, tu ojos amables y tu sonrisa la alentarán más de lo que puedas imaginar.

Se devota con la oración. Comprométete a interceder por ella. Ora con y por ella. Ora para que la nueva revelación, sabiduría, y el fruto del espíritu sea hagan evidentes en su vida mientras busca el corazón de Jesús.

Sé saludable. Ser mentor no es ser madre. Tú no eres la única responsable por su fe, crecimiento, o errores. Ella lo es. Persigue tu propia salud espiritual y emocional para que la puedas guiar desde un lugar saludable.

Te toparás con grandes bendiciones al discipular a otro. Cuando compartes las cargas y las victorias de otro, harás avanzar el Evangelio desde tu hogar, hasta los confines de la tierra. Que puedas probar y ver todo lo que Dios ha planeado mientras discipulas.