Día 10

En el libro de Lucas hay mucho que admirar sobre María, la madre de Jesús. Cuando el ángel Gabriel le dio la noticia de que ella, siendo virgen, concebiría “al Hijo del Altísimo”, su reacción inicial fue una mezcla de conmoción y miedo. Pero en su respuesta final a Gabriel, en Lucas 1:38, dijo estas humildes palabras: “Aquí tienes a la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”.

En su libro “Navidad oculta” el autor Tim Keller explica el significado de sus palabras:

“En las traducciones más antiguas, María dice: "Hágase conmigo conforme a tu palabra" (Lucas 1:38 RVR 1960). Esas palabras son muy cercanas a las que su hijo diría algún día: "No sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú (Mateo 26:39). Ella hizo esta entrega antes de saber lo que Jesús iba a hacer por ella. Sabemos que por cada sacrificio que María hizo por él, Jesús hizo infinitamente más por ella. María aceptó que su reputación descendería en el mundo, pero piensen en cuán lejos descendió el Hijo de Dios, del cielo a la tierra. En una cultura brutal basada en la vergüenza y el honor, ella sabía que estaba aceptando la voluntad de Dios incluso a riesgo de su vida, pero Jesús aceptó la voluntad de Dios sabiendo que le costaría todo... Pero, oh, mira la redención infinita e interminable que surgió de su obediencia: un peso eterno de gloria para todos nosotros.”

María experimentaría el dolor inimaginable de perder un hijo. Ella presenció su muerte brutal, pero más tarde encontró su tumba vacía y vio su cuerpo resucitado. Conoció el dolor y la pérdida, pero también conoció una alegría inconmensurable. Desde el comienzo de su historia, no permitió que sus dolores o circunstancias presentes le impidieran obedecer. Ella, como Jesús, sometió su propia voluntad al Padre porque, sobre todo, buscó la voluntad de Él, no la suya propia.

Pasos de acción: ¿Hay alguna circunstancia en tu vida que estás permitiendo que obstaculice tu obediencia a Dios? Ora para que Dios te ayude a “morir a ti mismo” mientras buscas su voluntad para tu vida. Sobre cualquier situación difícil en tu vida, ora con las palabras de Jesús, “no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Mateo 26:39).