Día 9

Cuando escuchamos la historia de María y la concepción de Jesús, nos puede parecer surrealista y difícil de comprender. Por eso requiere fe: ¡no está en nuestro instinto creer en algo como el embarazo obrado por el Espíritu Santo! ¿Pero José? Seguramente tenía que sentirse traicionado, perdido y herido porque su futura esposa aparentemente le era infiel. Las expectativas y el entusiasmo que precedieron a su matrimonio se derrumbaron con la noticia de que estaba esperando un hijo.

José creyó hacer lo correcto al intentar romper su compromiso con María “de manera honorable y silenciosa”. En aquella época, la ley judía establecía que si María hubiera sido infiel, que era lo que se suponía en ese momento, habría sido presentada ante los ancianos para ser juzgada y apedreada hasta la muerte. Siendo un hombre justo, José se esforzó por proteger a María evitando que le quitaran su honor. El estar haciendo algo noble en esa situación no podría haber cambiado la angustia y la confusión que estaba experimentando.

Entonces, una noche todo cambió. Un ángel se le apareció en sueños y le confirmó que por fin se estaba cumpliendo lo que Isaías había profetizado 700 años antes: nuestro Emanuel, Dios con nosotros, iba a nacer de una virgen. Fue entonces cuando tuvo la fe y la valentía para caminar en obediencia y seguir adelante con lo que Dios tenía reservado para su nueva familia.

No es ningún secreto que la vida está llena de giros y vueltas. Nadie es inmune al potencial de recibir noticias que nos sacuden por completo, problemas inesperados que nos destrozan, e interacciones que lo cambian todo en un instante. Al igual que sucedió con José, habrán ocasiones en las que se nos presentarán situaciones que aparentemente no tienen sentido. Algo aún más difícil de digerir es que, a veces, no obtendremos las respuestas y la claridad que obtuvo José. Todas estas realidades son el resultado de que vivimos en un mundo quebrantado. Pero incluso entonces, podemos aferrarnos a lo que sabemos que es verdad: Dios es bueno y hará todo para tu bien y su gloria.

En lugar de permitir que una situación confusa o dolorosa te desvíe del camino, acércate al Espíritu Santo y deja que su voz te guíe. Tienes la opción de confiar en Él, incluso si parece irrazonable. En la obediencia de José, Dios pudo hacer mucho más de lo que jamás hubiera imaginado. ¿Quién dice que no puede hacer lo mismo contigo?

Pasos de acción: Reflexiona sobre un momento en el que perdiste toda esperanza pero Dios salió adelante y te reveló su propósito y su gloria. ¡Escribe una oración de acción de gracias por su provisión y por sus promesas de carácter inquebrantable!