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Avanzando hacia la promesa

De todas las preguntas que hay en la Biblia hay una muy especial, que Dios te hace hoy: ¿Qué tienes en tu mano? Esta pregunta se la hizo Dios a Moisés el día que lo llamó. Moisés solo tenía a Dios y un cayado.

Hace un tiempo, vi un documental muy interesante que hablaba sobre el éxito. Cuestionaba si uno construye su éxito dependiendo del esfuerzo o si era un golpe de suerte o un conjunto de ambos. Según el documental, es un conjunto de ambos, porque si vives en un país de bajos recursos, por más que te esfuerces no podrías lograrlo.

Para mi este tema, fue todo un proceso, por mucho tiempo batallé con una identidad de fracaso, y cuando veía personas exitosas, ya sea en su economía o ministerio, me comparaba y pensaba cosas como por ejemplo: “Para ellos fue más fácil por la familia que tuvieron”. Hasta que un día, escuche este versículo: “El Señor es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte”. Si Dios es todo lo que tengo, tengo todo lo que necesito. Cuando vivimos en fe, tenemos pensamientos de fe, y tomamos decisiones en fe.

Por lo tanto, tenemos que primeramente buscar de Dios, soñar con hacer cosas con Él, con un futuro juntos. Mi esposo y yo, tenemos sueños en Dios, que son tan grandes que no podemos por nuestros propios medios cumplirlos, pero decidimos caminar como si ya estuvieran cumplidos. Por ejemplo, soñamos con tener un barco y recorrer el mundo llevando misioneros y capacitándolos para la obra. Hoy no estamos ni cerca, pero mientras tanto, yo vivo una vida en misión, hago lo mejor que puedo con lo que tengo. Aunque hoy no esté trabajando en lo que sueño, soy lo que mi iglesia necesita en este momento, y voy tomando las oportunidades que Dios me da. Me preparo física y espiritualmente, y busco una vida bajo la dirección de Dios para estar lista, cuando Dios haga el milagro.

Oración

Amado Dios, que Tú siempre seas suficiente para mí, que yo no necesite nada más que vivir en Tú presencia, guía mi vida, que yo pueda comprender quién eres, y caminar con esa seguridad y con esa pasión que hay en la plenitud de Tu presencia. Enséñame a vivir en fe. En el nombre de Jesús, amén.