Servir a DiosMuestra

Panes y peces

Muchas veces me vi al espejo y observé a un hombre lleno de inseguridades, dudas y con muchas limitaciones. Había muchas preguntas que me hacían dudar de mis capacidades y veía casi imposible alcanzar algunos objetivos, por supuesto la comparación con otros lideres "exitosos" me deprimía.

La verdad es que esto puede llegar a ser frustrante y lo fue por mucho tiempo en mi vida.

Uno de los milagros más maravillosos de Jesús fue la multiplicación de los panes y peces. Muchas veces he leído esa historia y siempre me he enfocado en lo sobrenatural del milagro de Jesús. Sin embargo, un día mientras leía este pasaje con mi familia pude ver algo que antes no había visto y a un personaje con el cual me sentí identificado.

Juan 6:9

"Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?"

Era un joven que tenía solo cinco panes y dos pececillos en sus manos. Eso era lo único que tenía para ofrecer... parecía insignificante y de poca ayuda. Así como me había sentido en algunas ocasiones, con muy poco que ofrecer.

Sin embargo:

Juan 6:11-12

"Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada".

Lo que parece insignificante y limitado, en las manos de Jesús es de bendición para muchos.

¿Cuáles son tus panes y peces? ¿cuáles son los dones o talentos que Dios te ha dado, pero los has guardado por miedo? ¿Qué ha puesto Dios en tu corazón que no has hecho por miedo a fracasar?

No se trata de cuánto tienes para ofrecer, sino en las manos de quien lo estás depositando.

Este joven tenía poco que dar, pero lo dio. Jesús se encargó de lo sobrenatural, de saciar a muchos con algo que parecía muy poco.

Estoy seguro que todos tenemos algo que ofrecer (quizás solo tengamos un bizcocho y dos renacuajos) pero eso es suficiente en las manos de Jesús para bendecir a miles en abundancia.

Hoy hay muchas personas que se han cerrado las puertas del servir a Dios por sus inseguridades y miedo al fracaso (muchos de ellos con grandes dones y talentos de parte de Dios). Esa es una estrategia del diablo para no ver a líderes consolidados y sirviendo a Dios. Debemos entender que no se trata de lo que podamos ofrecer nosotros o que tan buenos somos, se trata de Jesús y lo sobrenatural que Él puede hacer cuando lo ponemos en Sus manos.

Quiero motivarlos a confiar más en Cristo y no en nosotros mismos, que nuestras inseguridades no sean una limitación para que Dios nos use de maneras maravillosas en nuestro servicio. Hay una multitud hambrienta de Cristo, pongamos nuestros panes y peces que Jesús se encarga del resto.