El hábito de la gratitudMuestra
A menudo pensamos en las disciplinas espirituales en términos individualistas. Yo debería leer mi Biblia. Yo debería orar. Yo debería dar gracias. Otros descuidan sus hábitos personales y solo estudian las Escrituras u oran cuando se reúnen con otros creyentes. Pero ninguno de los dos extremos es saludable. Necesitamos priorizar la búsqueda de conocer a Dios por nuestra cuenta y con los demás.
Esto se aplica en especial a la práctica de la acción de dar gracias. Agradecer a Dios juntos no solo exalta a Dios y fortalece nuestra propia fe, sino que también anima a otros creyentes.
En el Salmo 95, el salmista nos llama a dar gracias entre nosotros y unos a otros. No solo meditamos en la Biblia para nuestro crecimiento personal, sino que lo hacemos para amonestarnos unos a otros con las Escrituras, cantar y dar gracias juntos.
La vida cristiana se vive en comunidad. Es fácil ser compasivo cuando lees la Biblia en la privacidad de tu hogar. Pero, ¿cómo puedes mostrar paciencia, gracia, bondad, misericordia y amor sin contar con las relaciones? La Biblia contiene mandamientos de “unos a otros” que son esenciales para el caminar cristiano y no se pueden seguir por separado. No solo nos necesitamos unos a otros para nuestro crecimiento, responsabilidad y aliento, sino que nos necesitamos unos a otros como comunidad para orar juntos, compartir cargas, confesar pecados, estudiar y aplicar las Escrituras, y dar gracias juntos.
La gratitud y las quejas se propagan porque son prácticas interpersonales. No son comunes; son transmisibles. Podemos transmitir un espíritu de gratitud o de queja, ya sea que construya o destruya la comunidad. Transmitiremos la gratitud que da vida que honra a Dios o las quejas que agobian y ofenden el alma.
No subestimes cuánto puedes influir en los demás a través de palabras y acciones simples. Al dar gracias, compartir acerca de la bondad de Dios, hablar de las promesas de Dios o afirmar a los demás, puedes ser una fuente de bien que ayude a otros a crecer. Puedes desanimar a otros a través de chismes, quejas, expresar desagrado o celos, criticando a otros, viendo y hablando lo peor de los demás y quejándote cuando piensas que la vida (o Dios) es injusta.
La ingratitud se multiplicó cuando Israel eligió quejarse en lugar de dar gracias a Dios. En vez de tener corazones receptivos a los dones de Dios, sus corazones se volvieron fríos y ápaticos hasta que las bendiciones fueron rechazadas. Como un devastador incendio forestal, las quejas se propagan de una persona a otra a través de una conversación insatisfecha.
La gratitud hace lo contrario. Mientras nuestras palabras hablan de la bondad de Dios, sus atributos, su obra en nuestra vida, sus bendiciones, lo que nos enseña o hace en nosotros, doalegría, gozoalegría, gozonde vemos su mano a nuestro alrededor, despertamos más fe y gratitud en los demás. El gozo y la adoración surgirán a partir de pequeñas expresiones de gratitud, así como ondea el agua en un balde cuando cae una pequeña gota.
Dale voz a la bondad de Dios. Práctica la acción de dar gracias junto a los demás. Invita a otros a hacer lo mismo haciendo preguntas como "¿Por qué estás agradecido con Dios hoy?"
Escrituras
Acerca de este Plan
Este plan de siete días describe hábitos simples que conducen a una vida de gratitud. Ya sea entrenando nuestra lengua para decir gracias o aprendiendo hábitos diarios para aumentar el agradecimiento, este plan te ayudará a tomar conciencia sobre la bondad que te rodea y te ayudará a vivir una vida de gratitud.
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