La Paternidad De DiosMuestra
"Tengamos la convicción"
Tengamos la convicción de ser hijos de Dios, esta identidad restituida por la fe y la gracia concedida en Cristo Jesús.
Vamos a sacar varias conclusiones, de acuerdo a lo que hemos abordado y especialmente teniendo en cuenta Lucas 15:31; meditemos en esta palabra: "Su padre le dijo: “Mira, querido hijo, tú siempre has estado a mi lado y todo lo que tengo es tuyo":
1. Fuimos reestablecidos no sólo en el Señorío y la Majestuosidad de Dios, sino también en Su paternidad.
2. Hemos recibido la misma herencia que cualquier otro hermano, hijo de Dios. Él es Padre para todos y nos ama de la misma manera, no es como un padre terrenal que puede quizá manifestar su amor más a unos hijos que a otros. El amor de nuestro Padre Celestial por nosotros no cambia, no aumenta ni disminuye.
3. Estamos en la casa de Dios, en Su familia, en Su Reino, y esto determina cómo podemos vivir; pero tenemos que ser conscientes de cómo estamos viviendo y si estamos disfrutando en casa.
4. Tenemos herencia celestial, somos herederos y coherederos juntamente con Cristo, gratuitamente. No hay diferencia alguna entre uno y otro hijo; no es por lo que hagamos o no hagamos que merezcamos algo del Padre. Nuestra responsabilidad como hijos está en cómo administramos la herencia que hemos recibido, cómo y para qué la usamos.
5. El hijo menor de esta parábola, se fue de la casa del padre y malgastó su herencia. Sin embargo, al regresar a la casa del padre fue restablecido con la misma identidad de hijo que siempre había tenido. Nunca la perdió, aunque pensó que la iba a perder y que iba a pasar de ser hijo a ser siervo, jornalero. De la misma manera nosotros jamás vamos a perder ese derecho porque una vez adoptados como hijos y siendo conscientes del disfrute de la paternidad del Señor, vamos a permanecer en esa identidad de hijos y no vamos a querer apartarnos de Él.
6. El hijo mayor también podía gozarse de disfrutar del amor que el padre le estaba manifestando al hijo menor, si hubiera sido consciente de la paternidad de su padre, teniendo en cuenta que nunca se había ido de su casa. Sin embargo, reaccionó ante lo que ocurría con su padre y su hermano, como quien no conocía a su padre; no había comprendido que así como su padre amaba a su hermano menor, también lo amaba a él. No tenía porqué estar celoso ni sentir temor.
7. La herencia del Reino de los cielos no se acaba, no perece, no tiene límites. El hijo mayor no debía preocuparse por lo que estaba recibiendo su hermano menor al regresar a casa, no lo debía inquietar porque él tenía también el mismo acceso a todas las riquezas de su padre, principalmente a su amor.
8. El hijo no deja de ser hijo y el padre no deja de ser padre. Así mismo, jamás dejaremos de ser hijos de Dios, fuimos sellados para la eternidad con ese derecho e identidad por medio de Jesucristo.
Escrituras
Acerca de este Plan
Estás establecido en la relación correcta con DIOS, el ETERNO, no sólo desde el reconocimiento como SEÑOR, sino, como PADRE. Por eso este plan tiene como propósito reafirmarte en el vínculo filial que tienes con Él, desde tu identidad como hijo, por la fe y la gracia recibida en CRISTO JESÚS.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo