¿Quién Es Este Hombre?Muestra

Día 1: Las tormentas

Entre las historias del Evangelio que más me impactaron siempre fueron los encuentros de Jesús con diferentes personas. En estos días quiero profundizar de manera particular en la historia del Gadareno. Seguramente al leer esta historia también te habrán llamado la atención cuestiones como: “Los demonios realmente existen”, “La autoridad de Jesús era reconocida también por los demonios”, etc. Pero si hay algo que podemos afirmar de esta historia es que Satanás busca destruir todo lo que Dios ama. En especial al ser humano que es la máxima expresión del amor de Dios.

En el versículo 1 dice: “Vinieron al otro lado". Jesús debe cruzar el mar de Galilea para llegar a Gadara. Al llegar a Gadara le saldría al encuentro este feroz endemoniado. Pero la historia no comienza en Gadara, sino en la travesía al cruzar el Mar de Galilea. Una tormenta que aparece de la nada intenta dar vuelta la barca de Jesús. Varios de los discípulos eran grandes navegantes, pero ahora se veían desesperados por la tempestad, prácticamente perdiendo la esperanza de vivir, ya que la barca se iba a hundir. Parecía que una mano negra invisible daría vuelta la barca. Seguramente alguna vez sentiste que te querían hundir a través de una tormenta en tu vida.

Repasemos la situación: los discípulos están en una barca. Se levanta una feroz tempestad.

Las circunstancias están fuera de control, la barca está por hundirse.

Piensa como ellos: “Nos están por hundir y Jesús está en completa tranquilidad durmiendo". Pareciera que aún desde ese momento todo el poder del mal no quería que Jesús llegara a la región de Gadara. ¿Te imaginas por qué? Satanás trata de impedir que Jesús llegue a la otra orilla y lleve libertad a Gadara a la vida de la persona que sufría vivir atormentada por estos demonios.

En base a esta historia te traigo algunos puntos para analizar y poder aplicar a nuestras vidas:

1- Si vamos a cruzar a la otra orilla es mejor que estemos preparados.

Las tormentas querrán detener a los que van para adelante, a los que quieren levantarse, a los que quieren avanzar, los que no vuelven atrás. Pero hay una buena noticia: Ninguna tormenta puede torcer los planes de Dios.

2- Los que se suben al bote se meterán en problemas.

• El propósito de Jesús era llevar el evangelio: Ese debe ser también nuestro objetivo. Subirse al bote con Jesús es convertirse en ganadores de almas.
• Se meterían en la tormenta por seguir a Jesús: Subirnos al bote con Jesús nos suele poner en aprietos. ¡Pero realmente vale la pena el riesgo!

3- No debemos dejar de hablarle a la tormenta.

Jesús le dijo: “Calla, enmudece". ¿Tendrán voz las tormentas? Por lo visto Jesús dejó al descubierto que las tormentas y mares tienen voz. Más que hablar, nos gritan y lo hacen bien fuerte.

• Satanás muchas veces usa las tormentas de la vida para hablarnos fuerte: Recordemos los nombres que Jesús le dio a Satanás: Engañador, Padre de mentiras.
• Jesús fue terminante. Dijo: “Calla y enmudece”. Por un lado le habló a los vientos y mares que agitaban la embarcación pero también le habló a la agitación interna de desesperación que tenían los discípulos frente a la situación. Jesús es el único que puede callar nuestros pensamientos negativos y depositar paz en nuestros corazones.

4- Tenemos autoridad sobre toda tormenta en la que podamos dormir.

Para Jesús la autoridad se revelaba de esta manera: Si encuentras paz en medio de los problemas, eso te da autoridad.

• Jesús tenía paz, por eso dormía en medio de la tormenta: Porque Él tenía paz, la podía liberar a los que estaban con Él. El mundo en el que estaba Jesús no tenía tormentas, tenía FE.
• Siempre creamos un mundo alrededor de nosotros semejante a nuestro mundo interior. Si estamos llenos de temor, crearemos un mundo exterior de temor. Si estamos llenos de enojo, crearemos una atmósfera de enojo. Si lo que abunda dentro nuestro es resentimiento, exteriorizaremos puro resentimiento.
• Su paz era mayor que toda tormenta: Jesús dijo: “El Reino de Dios está dentro de Ti". Jesús desde la barca liberó el Reino de Dios que es mucho mayor que el Reino de las tinieblas. Luego Jesús confrontó a Sus discípulos a no reaccionar con temor.

Dónde está Jesús el temor tiene que irse. Si miramos esta historia podemos notar que el temor revoluciona nuestro ser interior llenándolo de profundas angustias. Pero si invitamos a Jesús a gobernar en nuestras tormentas, Él echará fuera todo temor con Su perfecto amor. ¿Dejaremos que las circunstancias tomen el control de nuestro interior? ¿Dejaremos que la tormenta nos siga gritando mentiras? Claro que no, más bien: ¡Nos levantaremos para que el Reino de Dios venga a través de nuestras vidas!