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Te reto a que saltesMuestra

Te reto a que saltes

DÍA 1 DE 3

Si Dios te pidiera que saltes, ¿lo harías?

¿Alguna vez hiciste puénting? (O más conocido como bungee jumping).




Yo no, nunca me animé. De solo pensarlo tiemblo de miedo. Tirarse desde un lugar alto colgando de una cuerda, sin saber qué tan bajo llegaré, o si me golpearé con algo en el camino, o si se romperá la cuerda… ¡yo paso!
Sabemos que los que organizan este tipo de actividades tienen todo calculado y controlado, garantizándonos seguridad a la hora de lanzarnos. Conozco personas que lo hicieron y recomiendan la experiencia, pero aún así, sigo sin animarme.

Muchas veces, experimentamos situaciones similares en nuestra vida. ¿Alguna vez te tocó “saltar” hacia algo desconocido? ¿Emprender un nuevo proyecto sin saber si será exitoso o no? ¿Tomar una decisión difícil bajo presión? ¿Comenzar una carrera que no tiene buena salida laboral? ¿Casarte? ¿Tener hijos? ¿Una nueva amistad? ¿Dejar tu antiguo trabajo por uno nuevo? Y así muchísimas cosas más… La vida está llena de momentos inciertos, donde somos nosotros los que decidimos jugárnosla y saltar, o quedarnos en nuestro lugar o zona de confort libre de peligros.

En la Biblia podemos encontrar muchos ejemplos de personas que se la jugaron y decidieron saltar, sin saber con certeza lo que pasaría en el futuro. Por eso quiero que hablemos de uno de ellos: Abram.

Cierto día Dios le habló a Abram, dándole una orden y una promesa: «El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la familia de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros» (Génesis 12:1-2, NTV). ¡Qué desafío! Si fueras Abram, ¿qué harías tú? Para nosotros es fácil, porque conocemos la historia. Sabemos que al final todo termina bien: Abram decide obedecer a Dios y Él a su tiempo cumple la promesa que le hizo. Pero si no supieras como termina la historia, ¿hubieras obedecido?

Deberíamos confiar en Dios y saber que, si Él nos promete algo, es fiel para cumplirlo. «Dios lo hará porque él es fiel para hacer lo que dice...» (1ª Corintios 1:9, NTV). Pero a veces nos cuesta confiar en la voz de Dios. En el caso de Abram fue la voz misma de Dios, pero en nuestro caso puede ser Dios hablándonos al responder nuestras oraciones o a través de Su Palabra, entre otras cosas. ¿Qué te está diciendo Dios? ¿Estás listo para saltar y obedecerle? ¿Puedes confiar en Él, aunque no tengas certezas sobre lo que sucederá en el futuro? Dios jamás te pediría algo que te haga mal, al contrario, puedes confiar en que Dios quiere tu bien, como dice esta promesa en Jeremías 29:11: «Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza» (NTV).

Día 2

Acerca de este Plan

Te reto a que saltes

Muchas veces los planes de Dios pueden parecernos “locos”, y nos da miedo lanzarnos a ellos y saltar. Si Dios es quien nos ordena hacerlo, ¿no estará allí para nosotros? A través del ejemplo de Abraham, veremos cómo se l...

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