Rodeados, pero no derrotadosMuestra

2.- Pon tu mirada en lo eterno.

¿Dónde buscas ayuda o refugio cuando pasas por una racha de malos días?, muchas personas acuden a sus amigos, otras cuantas buscan distraerse con música o ejercicio, también hay quien acude al alcohol o drogas, pero siendo sincero, para mí, ninguna de estas opciones es completamente útil. Pero entonces, ¿dónde puedo encontrar una ayuda o refugio funcional? Una respuesta posible la encontramos en 2 Reyes dónde (poniéndolos en contexto) Eliseo estaba por ser capturado por el rey de Aram, cuando el ejercito arameo rodeó la ciudad donde Eliseo se estaba quedando junto con un joven pasó lo siguiente:

"—¡No tengas miedo! —le dijo Eliseo—. ¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos! Entonces Eliseo oró: «Oh Señor, ¡abre los ojos de este joven para que vea!». Así que el Señor abrió los ojos del joven, y cuando levantó la vista vio que la montaña alrededor de Eliseo estaba llena de caballos y carros de fuego" (2 Reyes 6:16-17 NTV ).

¿Te diste cuenta? La ayuda de Eliseo siempre estuvo ahí, solo que su joven acompañante no lo pudo ver hasta que Eliseo oró para que sus ojos se abrieran. ¿Qué quiere decir esto? Tu ayuda ya está contigo, pero debemos usar los lentes correctos para poder verla.

Poner nuestra mirada en lo eterno quiere decir que no debemos enfocarnos en el ejército que nos rodea, sino mirar al cielo y recordar que nuestra ayuda viene de Aquel que creó el universo. Cuando estás atravesando un mal día no te enfoques en el mal día, enfócate en el propósito detrás de esa situación. Las dificultades que ahora vemos pronto se irán, pero aquello que no podemos ver, lo que nos da fuerza para resistir, durará por siempre (2 Corintios 4:17-18).

Yo te entiendo, es difícil tener fe cuando estamos rodeados de tristezas, angustias y problemas. Pero, la buena noticia es que cuando ponemos nuestra mirada en lo eterno, podemos tener la confianza de que, aunque estamos rodeados, no estamos derrotados. No temas ni te desalientes, recuerda que nuestra ayuda viene de los cielos, Jesús mismo está delante de ti peleando la batalla que estás atravesando, Él no te fallará ni te abandonará (Deuteronomio 31:8).

Acompáñame a orar:

Dios, te doy gracias porque, aunque estoy rodeado, no estoy derrotado. Gracias porque la ayuda que recibo viene de ti, te pido que abras mis ojos espirituales y me permitas fijar la mirada en lo eterno, ayúdame a caminar confiado sabiendo que vas delante de mí. Te lo pido en el nombre de Tu Hijo Jesús, amén.