Ven, Señor Jesús VenMuestra

Animándonos unas a otras

Lectura: 1 Tesalonicenses 5:1–11

DEVOCIONAL: 1 Tesalonicenses 5:9–11

Dios no nos ha destinado para el castigo, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Él murió por nosotros para que ya sea que estemos despiertos o dormidos, vivamos siempre con él. Por lo cual, animaos unos a otros y edificaos unos a otros, tal como ya lo estáis haciendo.

En el Texto

La ira de Dios, que estaba destinada a nosotras a causa de nuestro pecado, cayó sobre Cristo en la cruz. Nosotras, pecadoras que merecíamos Su ira, hemos sido salvadas porque Jesús cargó nuestros pecados (1 Pedro 2:24), y el Padre descargó Su ira sobre Él en la cruz.

Antes de que la ira de Dios caiga sobre la tierra, los incrédulos estarán hablando falsamente de paz y seguridad, sin saber que la ira de Dios está a la vuelta de la esquina. La Biblia describe estos días como los dolores de una mujer antes de dar a luz. Las contracciones aumentan tanto en severidad como en frecuencia cuanto más cerca estamos de la llegada del bebé, o en este caso, la llegada del reino de Dios.

¿Cómo vivimos a la luz de estos acontecimientos futuros? Nos animamos unas a otras. Nosotras, que llevamos Su nombre, somos hijas del día. Vivimos vidas con dominio propio, llenas de fe y amor. Nuestra fe en Dios y nuestro amor por los demás protege nuestro corazón, y la seguridad y la esperanza de nuestra salvación protege nuestra mente. Podemos mirar al futuro sin miedo. Cuando la vida es dura y experimentamos angustia, dificultad o traición, no nos damos por vencidas ni nos desanimamos. ¿Por qué? Porque sabemos que Dios nos ama y nuestro futuro está seguro en Sus manos todopoderosas.

A la luz de esta verdad, anímense unas a otras. Ayúdense mutuamente a llevar las cargas. Permanezcan en la Palabra de Dios y hagan que cada día cuente.

Oración

Querido Señor, dame palabras para edificar a los que me rodean. Ayúdame a ser generosa con mi aliento y guíame hacia aquellos a quienes debo alentar. Dame las palabras correctas para decir. Ayúdame a ser una mujer que alienta en estos últimos días. Muéstrame cómo puedo ser Tus manos y Tus pies para aquellos que lo necesitan. Gracias, Jesús, por cómo nos amas y nos sostienes. Gracias por recibir la ira de Dios en la cruz. ¡Eres increíble en todos los sentidos! Hasta el día en que podamos verte cara a cara, oramos, ven, Señor Jesús, ven. Amén.