Ven, Señor Jesús VenEjemplo

Velad

Lectura: Mateo 24

DEVOCIONAL: Mateo 24:42–44

Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed que si el dueño de la casa conociera la hora en que el ladrón habría de venir, velaría y no lo dejaría entrar en su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora en que menos pensáis.

En el Texto

Jesús habló con frecuencia del fin de los tiempos. El Discurso del Monte de los Olivos es el nombre que se le da a esta sección de las Escrituras donde Jesús enseñó acerca de los eventos del tiempo del fin mientras estaba en el Monte de los Olivos (Mateo 24:1—25:46). En nuestra lectura de hoy, Jesús habla con gran detalle sobre Su futuro regreso y los eventos que precederán el mismo.

Experimentaremos tribulaciones en nuestras vidas, como lo ha hecho la gente en todo el mundo a través de los años. No importa lo que enfrentemos: persecución, enfermedad, guerra, opresión, hambre o abuso, nuestra esperanza está en Cristo. Soportaremos el sufrimiento como creyentes en Cristo, pero nuestra esperanza no está en ser salvas del sufrimiento. Nuestra esperanza está en el sacrificio de Cristo, en Su obra expiatoria en la cruz y en Su poder de resurrección que tenemos cuando creemos en Él. Cuando hemos puesto nuestra fe en Cristo, nuestro futuro y nuestra eternidad están seguros en Él. Él es nuestra esperanza.

Jesús ha prometido regresar, y Él es el máximo Cumplidor de Promesas. Lo que Él ha prometido, Él lo hará. Entonces, mientras esperamos Su regreso, Jesús quiere que vivamos nuestras vidas atentas a Su venida. Esto no significa que vivamos con miedo sino con expectativa. Vivimos nuestras vidas en misión, con un propósito y enfocadas en hacer avanzar Su Reino. Cuando vivimos de la manera que Dios nos instruye vivir, no tenemos que preocuparnos de cuándo volverá Jesús.

Oración

Querido Señor, ayúdame a vivir mi vida atenta y lista para Tu regreso. Por favor, úsame poderosamente en la vida de aquellos que aún no te conocen. Dame un corazón por los perdidos. Oro por la salvación de aquellos que están lejos de Ti y de aquellos que no creen que te necesitan en sus vidas. Úsame para Tu gloria en estos últimos días mientras espero Tu regreso. Hasta ese día, te ruego, ven, Señor Jesús, ven. Amén.