El Lenguaje "Incomprensible" De DiosMuestra

Imitando a los que le imitan

Leer las epístolas de Pablo es darnos cuenta de que verdaderamente es posible una transformación radical en la vida del creyente. Pasó de ser blasfemo, perseguidor e injuriador a convertirse en alguien cuyo lenguaje delataba un cambio profundo de dentro a fuera. Sus palabras, aparentemente tan incomprensibles y “de locos” como las del propio Maestro, no eran sino la muestra externa de que todo había sido transformado. Para los que no creen, sus discursos siguen siendo locura, pero para los que creen, son poder y sabiduría de Dios.

Una de las cartas que más evidentemente pone esto de manifiesto es la que escribe a los Filipenses. En ella y desde la cárcel, se expresa en formas que solo son comprensibles, de nuevo, si se las lee y entiende “desde arriba”. Intentar comprenderlas desde una visión puramente literal o humana suele llevar a los errores ya mencionados: tildar de inconsistencia, incoherencia o simple locura lo que, simplemente, pertenece a “otra liga” muy distinta que la que jugamos aquí.

Piensa por un momento en algunas de esas expresiones (y te animo a seguir leyendo esa carta para sorprenderte con cada una de las muchas que encontrarás):

• “¿Qué, pues?” –hablando de su encarcelamiento– “Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún” (1:18).
• Habla de su liberación, “por vida o por muerte”, y cómo su prioridad es que Cristo sea magnificado en su cuerpo (1:19-20).
• El vivir, para él, es Cristo, y el morir, ganancia (1:21).
• No sabe qué escoger, si vivir o morir, por razones que él mismo explica, y que tienen solo sentido desde una perspectiva espiritual (1:22 y 23).

Al mirar a Jesús, escuchar Sus palabras y procurar seguir Sus pisadas, nos puede parecer que solo Él podía actuar como lo hacía, y en un sentido estricto, así es. Sin embargo, Jesús nos llama a seguirle, y no lo haría si no hubiera hecho provisión para ello a través de Su Espíritu. Eso significa, simple y llanamente, que es posible iniciar y avanzar en ese camino, y al ver a Pablo lo comprobamos. De ahí que nos anime en muchos de sus escritos a imitarle, como él imita a Cristo.

El precio a pagar es elevadísimo, claro. La salvación es gratis, pero seguir a Jesús lo cuesta a todo. Sin embargo, no es imposible. Solo costoso, a veces hasta la muerte.