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DÍA 4 DE 5

El Espíritu como aceite de la unción

¿Recuerdas la historia de David? «Al estar David de pie entre sus hermanos, Samuel tomó el frasco de aceite de oliva que había traído y ungió a David con el aceite. Y el Espíritu del Señor vino con gran poder sobre David a partir de ese día» (1 Samuel 16:13 NTV).

Dios dio esta instrucción a Elías: «Unge a Eliseo, hijo de Safat, de la tierra de Abel-mehola, para que tome tu lugar como mi profeta» (1 Reyes 19:16, NTV).

Dios instruyó a Moisés: «Viste a tu hermano Aarón y a sus hijos con estas vestiduras, y luego úngelos y ordénalos. Conságralos para que puedan servir como mis sacerdotes… limpia el altar purificándolo; unge el altar con aceite para consagrarlo» (Éxodo 28:41; 29:36 NTV).

Esta estrofa de adoración fue ofrecida a Jesús: «Tu Dios, te ha ungido con Óleo de alegría más que a Tus compañeros» (Hebreos 1:9 NBLA).

Jesús comenzó Su ministerio anunciando: «El Espíritu del Señor está sobre Mí, porque me ha ungido» (Lucas 4:18 NBLA).

¿Ves la interacción entre el aceite, la unción y el Espíritu Santo? El aceite de la unción es una metáfora del Espíritu de Dios. «Es Dios quien nos capacita, junto con ustedes, para estar firmes por Cristo. Él nos comisionó y nos identificó como suyos al poner al Espíritu Santo en nuestro corazón como un anticipo que garantiza todo lo que él nos prometió» (2 Corintios 1:21-22, NTV, énfasis mío). Dios derramó sobre ti, no el aceite que mi esposa guarda en un cajón, sino el aceite del Espíritu Santo que proporciona poder y sana el corazón.

Tu vida ha sido consagrada, dedicada y embrocada con el Espíritu de Dios. ¿No fue esta la promesa de Dios?

«Y sucederá en los Últimos días», dice Dios, «Que derramaré de Mi Espíritu sobre toda carne». (Hechos 2:17 NBLA).

El verbo derramar merece ser destacado. Dios no distribuye el Espíritu con un cuentagotas o una cucharada. De ninguna manera hace una sugerencia a una pizca, un rocío, una salpicadura o una gota ocasional. «Él [Dios] nos salvó… por medio del lavamiento… por el Espíritu Santo, que Él derramó sobre nosotros (Tito 3:5-6 NBLA, énfasis mío). Él nos empapa de Sí mismo. Hace con nosotros lo que se le dijo a Moisés que hiciera con Aarón. «Luego tomarás el aceite de la unción, lo derramarás sobre su cabeza, y lo ungirás» (Éxodo 29:7 NBLA).

La época de esta orden fue alrededor del 1300 a. C. Dos millones de hebreos habían sido finalmente libres del cautiverio egipcio. Nacía una civilización. A través de Moisés, Dios instruyó a los israelitas sobre todos los detalles de la vida, especialmente los detalles sobre el tabernáculo, que prefiguraba el templo.

Aarón y sus hijos fueron seleccionados para servir como sacerdotes. Su ordenación no podía ser más elaborada. Se habían cosido coberturas para la cabeza, túnicas y ropas especiales. Y entonces, cuando todo estuvo terminado, Dios dio esta instrucción a Moisés.

«Toma también de las especias más finas: de mirra fluida, 500 siclos (5.7 kilos); de canela aromática, la mitad, 250; y de caña aromática, 250; de casia, 500 siclos, conforme al siclo del santuario, y 3.7 litros de aceite de oliva. Y harás con ello el aceite de la santa unción, mezcla de perfume, obra de perfumador. Será aceite de santa unción» (Éxodo 30:23-25 NBLA).

Le mostré este pasaje a nuestra experta residente en aceites. «Denalyn», le dije, «vamos a reproducir este brebaje. ¿Dónde podemos comprar doce libras de mirra, seis libras de canela, seis libras de caña y doce libras de casia?».

Me miró como pensando me he casado con un cavernícola, y me explicó que solo la mirra costaba 3.000 dólares.

Bueno, al menos podríamos calcular la cantidad utilizada. Convertimos las medidas de la Biblia en equivalentes líquidos: galones en lugar de libras. A continuación, calculamos la cantidad total de aceite prescrito. Era aproximadamente el equivalente a seis galones. Me imaginé una nevera de cinco galones que se vacía sobre el entrenador de fútbol ganador. No era una cantidad pequeña de aceite.

Se le dijo a Moisés que lo derramara sobre los utensilios del tabernáculo para que quedaran «empapados de santidad» (Éxodo 30:29, The Message, traducción libre).

Luego vino la unción de Aarón y sus hijos. «… El aceite de la unción… que se derramó sobre la cabeza de Aarón… que corrió por su barba hasta llegar al borde de su túnica. (Salmos 133:2 NTV). ¡El hombre estaba marinado! El aceite saturó su barba, se filtró en los poros de su piel. Humedecía su cabello, bajaba por la mitad de su espalda y goteaba desde el borde de su vestidura hasta el suelo. Su mujer probablemente detectó la fragancia estando a una cuadra de distancia. «Hemos olido que has llegado, Aarón».

El aceite cambió algo más que su olor; demarcaba su misión. «Unge a Aarón y a sus hijos, a fin de consagrarlos para que me sirvan como sacerdotes» (Éxodo 30:30 NTV). Fueron consagrados con un propósito. Llevaban sobre ellos el favor especial de Dios. Llevaban una autoridad única. ¿Te imaginas cómo se habrán sentido?

Espero que puedas, porque una unción aún mayor ha venido sobre ti. ¿Entiendes lo que sucedió el día de tu conversión? Sí, la gracia te cubrió. Sí, la tienda de la soberanía de Dios se extendió sobre ti. Sí, el camino hacia el cielo fue trazado ante ti. Y sí, sí, sí, fuiste ungido por el Espíritu Santo. Has sido consagrado para una obra santa.

Dios te ha empapado tanto con Su Espíritu que nunca estarás en un lugar donde el Espíritu no esté. Dios ha decretado que seas especial para Él. Eres único entre las personas. Eres parte de Su sacerdocio (1 Pedro 2:5). Él te ha empapado de Sí mismo.

Disfruta de esta bendición.

No descuides tu unción. Dios te apartó para una obra especial. Él derramó Su Espíritu sobre ti. Recíbelo. Créelo. Y deja huellas aceitosas por donde quiera que vayas.

Responde

¿Cuál es el trabajo especial para el que Dios te ha apartado?

¿Cómo influye tu vocación en la vida de los demás?

Oración

Señor, gracias por llamarme y utilizarme. ¡Guíame a alguien hoy cuya vida pueda impactar para Ti!

Escrituras

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

Nuestra Ayuda Fiel

Estos cinco devocionales diarios están basados en el libro de Max Lucado, Nuestra Ayuda fiel. No tienes que recorrer este camino solo. No tienes que cargar con un peso que no estás destinado a soportar. Es hora de que disfrutes de la presencia del Espíritu Santo y experimentes la vida plena que Él te ofrece.

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Nos gustaría agradecer a HarperCollins/Zondervan/Thomas Nelson por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://www.editorialhccp.com/libros-de-max-lucado/