Inmune Al Temor – Semana 5Muestra
¿Quién cubre sus espaldas?
Desde que el coronavirus comenzó a extenderse por el planeta, los gobiernos y los profesionales de la salud nos han pedido que practiquemos el “distanciamiento social”. Aunque creo que debemos obedecer las leyes nacionales y hacer todo lo que esté en nuestra mano para ayudar a detener el avance el virus, también creo que es imprescindible que nos mantengamos conectados entre nosotros en el cuerpo de Cristo, ahora más que nunca. Por suerte, podemos mantenernos conectados a través de una amplia variedad de tecnologías disponibles hoy en día. Es de vital importancia que todos los creyentes tengan un compañero en el cuerpo de Cristo.
El autor de Hebreos dijo: “Exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado” (Hebreos 3:13). Cuando una persona se aísla, se hace especialmente vulnerable al desánimo y al engaño.
¿Alguna vez ha visto un documental de animales en el que los leones aparecen cazando en el Serengueti, por ejemplo? A menudo verá como un león espera a que una de las pobres criaturas de la periferia de la manada se separe de ella. El león se fijará en el animal que se separa del grupo porque sabe que en los números está la seguridad; y el diablo también sabe eso. La Biblia dice que el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar. Aquellos que se aíslan se convierten en presa fácil para Satanás. Él sabe que, en los momentos de dolor y de dificultades, sin el apoyo del cuerpo podemos caer fácilmente en sus tentaciones y trampas.
Un día, cuando estaba leyendo acerca de la “armadura de Dios” en Efesios 6, tuve una revelación. El pasaje nos dice que Dios nos ha dado armadura para la cabeza, los pies, el pecho y los lomos, y también que nos ha dado un escudo y una espada. Pero entonces me di cuenta de algo que nunca había pensado: toda la protección está en el frente, ¡y no hay armadura que proteja la espalda! Al principio me resultó muy curioso, pero luego el versículo 18 me saltó a la vista: “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Este versículo, que se menciona en el contexto de la armadura de Dios, dice que debemos cuidar los unos de los otros y defendernos entre nosotros en la batalla. No hay armadura para la espalda porque debemos cubrirnos las espaldas los unos a los otros. Si Dios nos equipó de manera que necesitamos que otros nos cubran las espaldas, entonces está claro que Él nunca quiso que fuéramos solos a la batalla.
Dios nos creó para necesitarnos los unos a los otros. Esa es la razón por la que, si está usted pasando por una prueba, una batalla, una crisis, o una temporada de sequía, necesita rodearse de hermanos y hermanas que oren por usted y le cuiden con perseverancia y un propósito claro. Todos nos necesitamos unos a otros, ¡especialmente en estos últimos días antes de la venida de Jesús! Quiero animarle a encontrar maneras en las que pueda seguir conectado con las personas que Dios ha puesto en su vida.
Escrituras
Acerca de este Plan
El temor siempre parece justificado en el momento. Pero, cuando miramos atrás a lo largo de nuestras vidas a las cosas que solían preocuparnos, se hace evidente rápidamente que teníamos que haber tomado más riesgos por el Señor. El temor nunca es una buena excusa para no hacer la voluntad de Dios.
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Nos gustaría agradecer a CfaN Christ For All Nations por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.cfanlatino.org/