Inmune Al Temor - Semana 4Muestra

Anclados en la esperanza

Debido al coronavirus, el mundo entero ha tenido que acostumbrarse en un corto periodo de tiempo a un nuevo estilo de vida de cuarentena. Todos se han visto afectados por los cambios en nuestras sociedades. Hemos experimentado cancelaciones de eventos, cierres de restaurantes, negocios y escuelas, faltas obligadas al trabajo, y el tener que acostumbrarnos a “asistir” en línea a la iglesia en pijama y desde la casa. Incluso las tiendas que siguen abiertas han cambiado mucho con respecto a cómo eran antes de la crisis. Las estanterías de los supermercados, que antes estaban llenas de productos desde papel higiénico hasta kétchup, ahora se encuentran vacías.

Sin duda, hemos descubierto muchos inconvenientes nuevos, ¡pero también hemos descubierto que podemos vivir sin muchas cosas! Los lujos alrededor de los cuales giran nuestras vidas muchas veces pueden parecer vitales, pero la verdad es que no nos vamos a morir si no salimos a cenar, vemos el último estreno en cines, o vamos corriendo a comprar esa nueva chaqueta tan épica; eso no cambia significativamente nuestra vida. Incluso las necesidades básicas como la comida y el agua pueden ser relegadas a un segundo plano si las circunstancias son las adecuadas, como por ejemplo el ayuno por razones de salud o motivos bíblicos.

Sin embargo, sí que hay una cosa sin la cual no podemos vivir bajo ninguna circunstancia… ¡la esperanza! La esperanza es tan fundamental y vital para nuestro hombre interior que, si no podemos encontrar una esperanza de verdad, por naturaleza nos veremos obligados a aferrarnos a una esperanza falsa. Tener esperanza es ser humanos, porque Dios ha entretejido la necesidad de esperar en Él en el tejido de nuestro corazón. Y, como estamos programados para tener esta clase de esperanza, aquellos que no conocen a Dios venerarán algo que perciban como más grande que ellos y pondrán ahí su esperanza. Puede que sea el dinero, un sueño, el prestigio, o incluso otra persona, pero tan cierto como que la noche es oscura, encontraremos algo en lo que poner nuestra esperanza. Aún así Dios, en Su profundo y constante amor, anhela que esperemos en Él porque sabe que cualquier otra esperanza está basada en una mentira que nos engañará y finalmente traicionará nuestra confianza.

En Su Palabra, el Señor narra el inmenso alcance de la esperanza que Él ha aportado a nuestra relación con Él, desde Su misericordia hasta u venida. Hay muchos pasajes que revelan el corazón de Dios y las muchas maneras en las que anhela que esperemos en Él.

Creemos que, en medio de circunstancias inciertas, podemos permanecer anclados en Su Palabra y anclados en Él. Podemos descansar sabiendo que la esperanza puesta en Sus promesas nunca nos defraudará, sino que siempre nos levantará y nos acercará más a Él.